Por: @OrlandoGoncal
Tuve la fortuna de vivir en Panamá por más
de cinco años, y en ese periodo realizamos estudios -de opinión pública- y una
de las cosas que me sorprendió gratamente, fue el optimismo del panameño. De hecho,
use reiteradamente una frase para definirlos, -los panameños son “cromosómicamente
felices”.
Sin embargo, el reciente estudio “Vea
Panamá” elaborado por la empresa Prodigious Consulting, publicado por el diario
La Estrella de Panamá, da cuenta, lamentablemente, de que esa identidad maravillosa
del panameño, está desapareciendo.
Señala dicho estudio que “en junio de
2025, la situación da un giro radical: el 58,7% se declara pesimista o muy
pesimista, y el optimismo cae en picada hasta el 15,8%”. Otro valor que refuerza
el argumento del pesimismo es que el 82,5% de los panameños considera que el
país va por mal camino, así como, las opiniones negativas “muy mala, mala,
regular mala" sobre la gestión del gobierno pasan del 33,2% al 80,4% en
apenas meses.
En dos oportunidades, con base en pasados estudios
de esta misma empresa y, en ese mismo medio, alerté sobre un mar de fondo, un
malestar que se estaba gestando en la población; y, si bien las protestas recientes
pudieran haber tenido algún componente de intenciones políticas, no es menos
cierto que, en el fondo había y persiste el malestar ciudadano.
Ante la pregunta ¿Por qué considera que
algunas personas participan en la protesta? Los resultados arrojan tres
principales causas centradas en: (1-peleando por los derechos de todos-, -2 no
ven otra forma de ser escuchados- y -3 descontentos con el Gobierno-) sumando
un 85.3%. Si a ello le agregamos que el 88,9% de los panameños desaprueba la
gestión del gobierno frente a las protestas, refuerzan la tesis de que el
gobierno no ha tenido una lectura clara de lo que está sucediendo.
En general, su estrategia de jugar al
desgaste de la protesta y la utilización de la fuerza, además de no resolver
los problemas, le ha generado gran desgate al gobierno; lo cual, sin dudas, está
forjando una cicatriz que le pudiera marcar para el resto del periodo, e
incluso, para su legado.
Otra lectura que arroja el estudio, es que
los sentimientos negativos (frustración, susto, molestia y preocupación)
alcanzan cifras del 76,8%, los cuales hacen que la esperanza de un futuro mejor
se esté desvaneciendo en el imaginario social.
El estudio también señala que el 81.5% no
se sienten representados por las instituciones del Estado, lo que viene a ratificar
la poca confianza en las instituciones del país; a su vez está conectado al
descontento reinante en buena parte de la población.
La encuesta muestra como está fragmentada la
confianza, donde la
institución mejor evaluada es la iglesia católica con apenas 13%, las demás
tienen valores inferiores, generando un crecimiento de la indiferencia
ciudadana hacia las instituciones, y reitero, esto es coherente con la
desconfianza hacia el gobierno, y con la desesperanza del panameño.
Los resultados de la encuesta reflejan que
se esta ante la presencia de un quiebre anímico del ciudadano con el gobierno y
las instituciones, evidenciando una ruptura con el Estado y con la democracia
misma.
De mantenerse esta tendencia, un escenario
factible, el cual mencione en medios de comunicación pasada la elección de mayo
de 2024, y lo reitero ahora, -el presidente Mulino, pudiera ser el último
presidente del status quo-, y quien pueda venir en el 2029, posiblemente será
un personaje antisistema.
Presidente que saldría de la indignación
popular, y que, con una clara lectura y sabiendo aglutinar y canalizar esas
emociones, generando con ello un mensaje de esperanza pero que, estimule la
indignación y frustración social, podría lograr que un porcentaje importante de
la población se sienta identificada y representada por un líder antisistema, y seguramente
le votarían.
Son conocidos los resultados de los
gobiernos dirigidos por este tipo de liderazgos que terminan en niveles de
insatisfacción mayor en la población, con el agravante de que se profundice el
daño a las instituciones del Estado y a la democracia misma. Sin embargo, toda
regla tiene su excepción.
¿Se podría culpar a los ciudadanos por
tomar estas decisiones? Sin dudas tienen algo de responsabilidad al alejarse de
la discusión de lo público, pero, es claro que el liderazgo (político,
económico, educativo, cultural, sindical, judicial, comercial) del país, tienen
la mayor cuota de responsabilidad, por sus actuaciones, así como por sus
omisiones.
El presidente Mulino, tiene 4 años por
delante, tiempo suficiente para alinear las velas de la nave a favor de los
vientos de la esperanza de un mejor país para los panameños.