Entrevista Sufragio: Juan Sebastián González - WhatIdea

Entrevista Sufragio: Juan Sebastián González - WhatIdea

Colombia atraviesa un momento de alta polarización política y de intensa movilización social, donde la confianza entre ciudadanía y liderazgo se encuentra en juego. En este contexto, la tecnología emerge como un factor clave para abrir canales de diálogo más efectivos, inmediatos y transparentes. Plataformas como WhatIdea están demostrando que es posible capturar en tiempo real las emociones políticas de los ciudadanos y transformarlas en estrategias de comunicación bidireccional, capaces de fortalecer la participación y redefinir la relación entre gobernantes y gobernados.

En entrevista para la Revista Sufragio, Juan Sebastián González explica cómo WhatIdea combina inteligencia artificial, Big Data y escucha activa para convertir datos en conocimiento útil, fomentar redes ciudadanas sólidas y dar un paso decisivo hacia un modelo de gobernanza más cercano, empático y basado en evidencia.

  • Colombia vive una coyuntura marcada por alta polarización y movilización social. ¿Cómo pueden las plataformas como Whatidea capturar en tiempo real las emociones políticas y traducirlas en estrategias efectivas de diálogo ciudadano?

WhatIdea nació con un propósito muy claro: darle voz a los ciudadanos para que expresen sus inquietudes y problemáticas sociales de manera directa a sus líderes. En un contexto de alta polarización y movilización social como el que vive Colombia, nuestra plataforma permite capturar en tiempo real las emociones políticas y traducirlas en estrategias efectivas de diálogo ciudadano. Lo hacemos a través de una estrategia omnicanal, utilizando los medios de comunicación más cercanos a la gente —WhatsApp, Instagram y Facebook— para que cualquier persona, sin importar su territorio o condición, pueda comunicarse y sentirse escuchada. Cada mensaje recibido se procesa con el apoyo de inteligencia artificial y Big Data, lo que nos permite clasificarlo según las problemáticas identificadas, microsegmentar audiencias y georreferenciar la información a nivel departamental, municipal, barrial o comunal. A esto se suma un componente clave: la estrategia territorial multinivel, que permite que un ciudadano invite a otros a unirse a la red a través de diferentes canales, generando un crecimiento exponencial y orgánico. De esta manera, se construyen redes sólidas donde es posible medir el desempeño de cada líder territorial, identificar quién está fidelizando a más personas y en qué zonas la estrategia está siendo más efectiva. El resultado es una comunicación bidireccional y personalizada, una organización territorial mucho más eficiente y una toma de decisiones basada en datos reales de la ciudadanía. En resumen, WhatIdea integra escucha activa, análisis inteligente, microsegmentación y crecimiento territorial multinivel, convirtiéndose en la herramienta más poderosa para transformar la opinión pública en acciones concretas y fortalecer la confianza entre líderes y ciudadanos.

  • ¿Qué diferencia marca para un candidato o una ciudad el uso de datos masivos frente al análisis inteligente (smart data) que permita comprender no solo qué piensan los ciudadanos, sino cómo se sienten?
El uso de Smart Data marca un antes y un después en la manera en que candidatos y gobiernos procesan la información para tomar decisiones. No se trata únicamente de recolectar grandes volúmenes de datos, sino de transformarlos en conocimiento útil a través de procesos de segmentación y caracterización ciudadana que permiten entender no solo lo que las personas piensan, sino también cómo se sienten. Esto hace posible identificar patrones, deducir las causas de las problemáticas y focalizar con mayor precisión las estrategias territoriales. En realidad, muchos de los problemas de las ciudades son problemas de datos, y las soluciones más efectivas surgen cuando se cuenta con información de calidad y con un propósito claro. En el ámbito de la gestión pública, esto se traduce en políticas mejor diseñadas y más efectivas; en el de las campañas políticas, significa ejecutar acciones estratégicas que marcan la diferencia frente a los oponentes, generando incluso alertas tempranas para anticipar movimientos y ajustar las estrategias de comunicación o de estructura territorial. En resumidas cuentas, el Smart Data no solo optimiza la toma de decisiones, sino que también multiplica el impacto positivo tanto en la gobernanza como en la relación entre líderes y ciudadanos.

  • Las IA conversacionales ya pueden analizar tono, ritmo y patrones lingüísticos para inferir estados de ánimo. ¿Está Whatidea trabajando en aplicaciones que vayan más allá de la medición tradicional y detecten la emocionalidad del votante o del ciudadano?
Sí, WhatIdea va más allá de la medición tradicional, incorporando capacidades avanzadas para detectar la emocionalidad del votante o ciudadano a través de técnicas de IA conversacional que analizan el tono de voz y el ritmo, lo que le permite reconocer estados de ánimo, tales como entusiasmo, frustración, ansiedad o tranquilidad. Todo ello posibilita que la plataforma personalice sus respuestas y estrategias de comunicación en función del estado emocional real del interlocutor, logrando interacciones más empáticas y efectivas.

  • Desde su experiencia, ¿cómo puede una ciudad inteligente integrar herramientas digitales para mejorar la participación ciudadana y la gestión de servicios?
Lo primero que debemos entender es que las herramientas digitales no son un fin en sí mismas, sino habilitadores para alcanzar un objetivo mayor: mejorar la calidad de vida de los ciudadanos. En el ámbito político y gubernamental, estas tecnologías solo tienen verdadero sentido si se utilizan de manera incluyente, es decir, si cualquier persona puede acceder a ellas sin importar si vive en una zona urbana o rural, su género, su edad o su pertenencia a un grupo poblacional específico. Por eso, su implementación debe ir siempre acompañada de procesos de apropiación digital que garanticen que todos los ciudadanos puedan usarlas de forma efectiva. Además, es fundamental que estas soluciones incorporen las mejores prácticas de accesibilidad, de modo que también las personas con discapacidades puedan interactuar con ellas sin barreras. Cuando esto ocurre, se amplía la participación ciudadana, se facilita el acceso a trámites, servicios y a toda la oferta institucional, y al mismo tiempo se promueve la transparencia y se fortalece el control político, generando sociedades más abiertas, equitativas y democrática.

  • ¿Dónde está el límite entre aprovechar la tecnología para comprender a la ciudadanía y respetar la privacidad? ¿Qué protocolos debería adoptar Colombia para evitar un mal uso de la analítica política?
El límite entre aprovechar la tecnología para comprender a la ciudadanía y respetar la privacidad está en la transparencia y el propósito con el que se utilizan los datos. En mi paso por el sector público tuve la oportunidad de recolectar millones de datos para gestionar de manera adecuada la pandemia, con un objetivo muy concreto: entender las necesidades de la población y, en particular, de aquellos en situación de vulnerabilidad como la llamada pobreza vergonzante, para poder priorizar los recursos y beneficios de manera más justa. Esos datos —privados, semiprivados y públicos— siempre estuvieron enmarcados en términos y condiciones claros, que los ciudadanos aprobaban al momento del registro. En Colombia contamos con la Ley 1581 de 2012, la Ley de Protección de Datos Personales o Habeas Data, que establece las disposiciones generales para el manejo responsable de la información, tanto en entidades públicas como privadas. Desde mi experiencia, defiendo que las entidades públicas deben tener datos para tomar mejores decisiones y focalizar soluciones, pero insisto en que cada recolección de información debe especificar de manera clara para qué se solicita, cuál es su finalidad y garantizar que no se usará fuera de ese propósito, mucho menos con fines comerciales o políticos. Ese debería ser el protocolo esencial que Colombia adopte y refuerce para evitar un mal uso de la analítica política: datos al servicio del ciudadano, nunca en su contra.

  • En contextos como el colombiano, donde WhatsApp es la plataforma más usada, ¿cómo se transforma este canal en un espacio de escucha activa más que solo en una herramienta de propaganda?
Los líderes políticos se han acostumbrado a hablar en monólogo, convencidos de que ellos mismos tienen las soluciones a los problemas de los territorios, aun cuando en muchos casos los desconocen porque no han estado allí, no han escuchado a la comunidad y terminan proponiendo soluciones desconectadas de la realidad ciudadana. Pero hoy, las herramientas digitales deben ser vistas como aliadas para transformar esa lógica unilateral en un diálogo real. En un país como Colombia, donde WhatsApp es la plataforma más utilizada, este canal se convierte en la vía perfecta para hacer de la comunicación un proceso bidireccional: no solo permite que el líder envíe mensajes, sino que le da la posibilidad de escuchar de primera mano cada necesidad, inquietud o expectativa, tanto individual como colectiva, de los ciudadanos. Esa escucha activa, apoyada en la tecnología, permite analizar tendencias, identificar problemáticas comunes y dar respuestas más efectivas y personalizadas. El error más frecuente en la política digital es creer que el impacto se logra a través de la cantidad de publicaciones, cuando en realidad el verdadero valor está en generar conversaciones, en responder con propiedad y en construir confianza desde la interacción directa. Precisamente por eso nació WhatIdea: para garantizar que la comunicación entre líderes y ciudadanos deje de ser un monólogo y se convierta en un diálogo permanente, empático y transformador.

  • ¿Cómo puede un alcalde o gobernador medir, con apoyo de plataformas tecnológicas, si sus decisiones están generando confianza o rechazo en la ciudadanía antes de que esto se refleje en encuestas tradicionales?
La respuesta es sencilla: preguntándoles directamente a los ciudadanos. La diferencia está en cómo hacerlo. Hoy, gracias a la tecnología, es posible consultar a miles de personas de manera simultánea y obtener retroalimentación casi en tiempo real. Nuestra plataforma, por ejemplo, permite enviar encuestas masivas a través de WhatsApp, alcanzando en menos de una hora a más de 10.000 personas, con una muestra mucho más amplia y representativa que la de las encuestadoras tradicionales. Este año además integramos Facebook e Instagram, lo que amplía aún más el alcance y la diversidad de las audiencias. A diferencia de las encuestas convencionales que se basan en muestras reducidas, aquí hablamos de un proceso que parte de una conversación previa con el ciudadano, lo que genera un vínculo de confianza. Esa relación hace que las respuestas sean más honestas y comprometidas, y que el ciudadano sienta que realmente será escuchado y tenido en cuenta. En ese sentido, la tecnología no solo mide percepciones, sino que también fortalece la confianza entre la ciudadanía y sus gobernantes.

  • ¿Qué aprendizajes de Whatidea en campañas políticas pueden transferirse a la gestión de políticas públicas, especialmente en municipios que buscan modernizar su gobernanza?
Cuando fui servidor público, uno de los principales problemas que encontré fue la falta de información para comprender a fondo las necesidades y problemáticas de los ciudadanos. Resultaba absurdo gobernar una ciudad, e incluso presentar un programa de gobierno, sin contar con datos suficientes sobre la realidad del territorio. Precisamente de allí nace WhatIdea: de la necesidad de darle a los líderes políticos herramientas que les permitan, desde la campaña, entablar una conversación directa con cada ciudadano y conocer de primera mano sus inquietudes y prioridades. Esa escucha activa no solo enriquece las propuestas de campaña, sino que también facilita que los programas de gobierno estén realmente aterrizados a la realidad de los territorios. En la práctica, con WhatIdea hemos construido planes de gobierno basados en la opinión pública, lo que permitió a varios gobernantes llegar al poder con un diagnóstico claro de las problemáticas más urgentes. Así, en lugar de destinar el primer año de gobierno a identificar necesidades —como suele ocurrir—, los mandatarios pudieron iniciar de inmediato la implementación de políticas públicas. En resumen, el gran aprendizaje que se transfiere de las campañas a la gestión es que la tecnología permite gobernar con datos y diseñar políticas públicas más ajustadas a las realidades sociales, reduciendo tiempos, aumentando eficiencia y fortaleciendo la confianza ciudadana.

  • ¿Ve en Colombia un entorno propicio para desarrollar y escalar tecnologías cívicas y políticas, considerando su diversidad territorial y complejidad social?
Sí, creo que en Colombia existe un entorno propicio para desarrollar y escalar tecnologías cívicas y políticas, precisamente por nuestra diversidad territorial y complejidad social. Esa diversidad representa un reto, pero también una oportunidad: obliga a diseñar soluciones tecnológicas que sean inclusivas, adaptables y pensadas para realidades muy distintas, desde las grandes ciudades hasta las comunidades rurales.

Mi experiencia en innovación digital me ha mostrado que cuando la tecnología se orienta a resolver problemas concretos de la ciudadanía —como mejorar la participación, garantizar transparencia o acercar servicios públicos, y esto apoyado de una buena estrategia de uso y apropiación digital— encuentra rápidamente aceptación y escalabilidad. La clave está en partir de un enfoque de Smart Data, donde no buscamos acumular información, sino transformarla en conocimiento útil para la toma de decisiones y en beneficios tangibles para las comunidades.

Colombia tiene además un ecosistema cívico-tecnológico creciente: talento joven, universidades que investigan en el tema, gobiernos locales abiertos a pilotos de innovación, y ciudadanos cada vez más conectados. Lo que necesitamos es fortalecer tres cosas: confianza (a través de marcos claros de protección de datos), infraestructura digital (que cierre la brecha en zonas rurales), y colaboración público-privada, que permita llevar las soluciones a escala nacional. Si avanzamos en esos frentes, no solo tenemos el entorno propicio, sino que podemos convertir a Colombia en un referente regional en tecnologías cívicas y políticas.

  • A cinco años, ¿cómo imagina que la tecnología redefinirá la relación entre líderes y ciudadanos, y cuál cree que será el rol de plataformas como Whatidea en esa transformación?
En los próximos cinco años, pasaremos de una comunicación unidireccional, basada en discursos masivos, a un modelo mucho más personalizado, inmediato y bidireccional, donde los ciudadanos esperan ser escuchados y recibir respuestas en tiempo real.

Las plataformas jugarán un rol central en este cambio. En particular, herramientas como Whatidea van a ser determinantes, porque permiten construir redes ciudadanas a través de WhatsApp, Facebook e Instagram —las plataformas de mensajería más usadas en nuestra región— con un enfoque no solo informativo, sino también transaccional y participativo. Esto significa que los líderes podrán no solo enviar mensajes, sino también recoger retroalimentación, medir el pulso ciudadano, movilizar comunidades y, sobre todo, generar confianza a través de una interacción transparente y constante.

Lo que veo es que plataformas como Whatidea se convertirán en un puente digital entre el liderazgo político y la ciudadanía: un espacio donde la analítica de datos ayuda a comprender preocupaciones reales, pero siempre con respeto a la privacidad y con un objetivo claro de fortalecer la democracia. Esa capacidad de construir comunidad, generar diálogo y medir impacto en tiempo real será lo que marque la diferencia en los próximos años. 







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