El péndulo político de América Latina: “el regreso de la derecha”
por Eduardo Carbajal. Estratega PolíticoLa historia política de América Latina se mueve como un péndulo: oscila de un extremo al otro, de la izquierda a la derecha, buscando un equilibrio que pocas veces encuentra. Cada cierto tiempo, los pueblos de la región cambian de dirección con la esperanza de hallar la fórmula que finalmente les dé estabilidad, progreso y justicia. Hoy, todo indica que ese péndulo comienza a regresar hacia la derecha, tras una larga etapa de gobiernos progresistas, populistas e incluso con tintes socialistas que no lograron cumplir las promesas que levantaron tantas esperanzas.
Durante las últimas dos décadas, la izquierda vivió un auge en la región. Figuras como Hugo Chávez, Evo Morales, Rafael Correa, Lula da Silva y Andrés Manuel López Obrador encendieron la ilusión de que por fin los pobres serían escuchados y los ricos tendrían que compartir su parte del pastel. Era un discurso “poderoso”, cargado de emoción y justicia social. Sin embargo, con el paso de los años, la realidad económica y la gestión pública fueron mostrando grietas: economías estancadas, inflación desbordada, fuga de inversiones, corrupción y una creciente dependencia de subsidios. El discurso quedó, pero los resultados se diluyeron.
Podemos pensar en esta dinámica como en una fiesta que promete mucho, pero en la que después de la música y el entusiasmo inicial, llega la resaca. Muchos gobiernos de izquierda en América Latina generaron ese efecto: la emoción del cambio fue seguida por el cansancio de la ineficiencia. Y es ahí cuando el péndulo comienza su retorno. Los ciudadanos, cansados de los discursos y de los símbolos, empiezan a pedir resultados concretos: empleos, seguridad, estabilidad, crecimiento. No quieren ideología, quieren soluciones. Históricamente, este movimiento no es nuevo. En los años 70 y 80, tras el fracaso de varios experimentos populistas, la región giró hacia el neoliberalismo. En los 2000, tras las crisis financieras y la desigualdad, volvió la izquierda. Ahora, veinte años después, el ciclo parece repetirse. Los triunfos recientes de liderazgos más moderados o de corte conservador en países como Argentina, Ecuador o Uruguay muestran un cambio en el humor político del continente.
El error más grande de muchos movimientos de izquierda fue creer que gobernar era hacer justicia a través del discurso. Pero las sociedades modernas ya no viven solo de símbolos: exigen resultados medibles. La retórica antiimperialista y las banderas de “los pobres primero” se desgastan cuando la gente no puede llenar su carrito del supermercado. La izquierda latinoamericana se volvió, en muchos casos, una fábrica de consignas, mientras las economías se achicaban y las clases medias huían hacia la informalidad o la migración.
El regreso de la derecha, sin embargo, puede interpretarse como una victoria ideológica, como una reacción natural del péndulo y sobre todo como una validación de “lo que sí funciona”. Las sociedades buscan equilibrio, cómo ejemplo las recientes elecciones presidenciales de Bolivia donde desde la primera ronda la izquierda quedó fuera y en la segunda la gente voto por el candidato más equilibrado. Esto sin duda es una muestra para la región latina de que la ideología izquierdista no es invencible aún en el poder.
Por ello, el
desafío para América Latina no está en escoger entre izquierda o derecha, sino
en romper el ciclo pendular. La región necesita gobiernos pragmáticos; que
comprendan que el bienestar no depende de colores partidistas, sino de
instituciones fuertes, políticas públicas sostenibles, de politicos con
capacidad y una ciudadanía que exija más resultados y menos discursos.


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