Latinoamérica: el péndulo a la derecha y la ventana de oportunidad (o de espejismos)
Por: Helios Ruíz
Visto
desde la región, el relanzamiento del PAN lee un clima: en América Latina han
ganado o consolidado liderazgos de derecha y centroderecha con promesas de
orden, shock económico o mano dura contra el crimen. Argentina eligió a Javier
Milei con un mensaje disruptivo; Ecuador reeligió proyecto con impronta de
derecha-centro que enfatiza seguridad; Bolivia acaba de votar por un giro al
centro-derecha tras años de hegemonía del MAS. Ese telón de fondo sugiere que
hay demanda por ofertas no social-demócratas, pero cada caso tiene su propio driver:
crisis económica, violencia o hartazgo.
¿Qué
enseña el péndulo? Primero, que la identidad suma votos solo si se encarna
en políticas concretas: Milei no ganó por “libertad” como palabra, sino por
convertirla en un plan, guste o no, de reforma y confrontación. Noboa no creció
solo por “orden”, sino por militarizar barrios y marcar agenda de seguridad. En
Bolivia, el voto castigó la economía y premió una narrativa de cambio
pragmático. Si el PAN quiere subirse a esa ola, tendrá que “materializar” su
tríada “Patria, familia y libertad”
Segundo,
la región también enseña que los atajos comunicacionales se agotan rápido.
Campañas de “marca” sin ejecución detrás colapsan en meses. El algoritmo premia
la épica de lanzamiento, pero el electorado evalúa la épica de cumplimiento.
Para México, eso significa que el PAN debe mostrar, antes de 2027, pilotos
verificables: una primaria abierta bien auditada, una afiliación digital que se
traduzca en voluntariado real y una oposición municipal que experimente
políticas de ingreso, seguridad y justicia medibles.
Tercero,
la derecha que crece se vuelve “explicativa”: no basta con invocar
“familia” o “libertad”; hay que explicar cómo esas ideas mejoran la vida
concreta de mujeres que cuidan, jóvenes precarizados y minorías que exigen
respeto. Si el marco valórico excluye, el rival construye contra-narrativas
eficaces. La región muestra ello: el éxito viene cuando la identidad convive
con pragmatismo y vocación de mayorías.
Por
eso, el relanzamiento del PAN puede ser oportunidad si entiende que el
péndulo ideológico no es un cheque en blanco. Es una ventana que se abre
cuando el dolor social es alto y las respuestas del oficialismo lucen
insuficientes. Para aprovecharla, el PAN debe demostrar tres cosas rápido: 1) músculo
organizativo (primarias creíbles), 2) prueba de concepto en
gobiernos locales (mejoras visibles en 100 días) y 3) liderazgos nuevos
que cuenten historias de cambio sin nostalgia. Si lo logra, puede alinearse con
la marea regional; si no, quedará como un eco estético en una conversación que
ya se mueve sin él.


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