Petro intensifica su choque con los tecnócratas del Banco de la República


 Petro intensifica su choque con los tecnócratas del Banco de la República

Colombia

La próxima reunión de la junta directiva del Banco de la República, prevista para el martes, se perfila sin sorpresas: el consenso en los mercados es que la tasa de interés se mantendrá en 9,25%. Sin embargo, el ambiente está marcado por la tensión política entre el Gobierno de Gustavo Petro y el bloque mayoritario de tecnócratas del banco central.

El ligero repunte inflacionario en agosto redujo el margen de maniobra del oficialismo, que desde hace meses insiste en acelerar los recortes para estimular una economía que en 2023 apenas creció 0,6%. El ministro de Hacienda, Germán Ávila, es la voz del Ejecutivo en la junta, pero las mayorías se mantienen cautas.

Presiones políticas sobre la independencia

Desde la Constitución de 1991, el Banco de la República es un organismo autónomo. Su política monetaria se blindó para evitar la captura del Ejecutivo: los presidentes solo pueden reemplazar a dos de los cinco codirectores por cuatrienio y el gerente general, Leonardo Villar, es elegido por la propia junta. Pese a esas garantías, las tensiones con el Gobierno no han cesado.

Petro ha sido crítico en público de la postura conservadora del banco y ha usado su cuenta en X para cuestionar la lentitud en la reducción de tasas. “Lo novedoso —explica la excodirectora Carolina Soto— no es que un presidente discrepe del emisor, sino la agresividad y la contradicción: el Gobierno presume de la caída de la inflación, pero al mismo tiempo ataca los niveles de interés”.

De la inflación récord a los recortes mínimos

La escalada inflacionaria tras la pandemia llevó al banco central a elevar las tasas desde 1,75% en 2022 hasta 13,25% en 2023. El ajuste logró contener la inflación, que llegó a 13,22%, pero dejó a la economía en una fuerte desaceleración.

Desde entonces, el emisor ha iniciado recortes graduales hasta llegar al 9,25% actual, con reducciones de apenas 25 puntos básicos en nueve meses. El rebote inflacionario de agosto —que situó el indicador por encima del 5%— ha reforzado la posición de cautela.

El pulso político

En febrero, Petro designó a dos economistas cercanos a su visión, Laura Moisá y César Giraldo, en reemplazo de codirectores más ortodoxos. Aun así, el bloque mayoritario ha frenado los intentos de acelerar la caída de las tasas. Para analistas, las votaciones siguen mostrando que el emisor prioriza la estabilidad fiscal: el déficit proyectado de 7,1% preocupa a los mercados, y una reducción brusca podría espantar capitales.

La contracara es que el costo del crédito continúa limitando la capacidad de endeudamiento de los hogares y empresas. El “coeficiente de sacrificio” de la política monetaria se traduce en menos consumo, más desempleo y bajo crecimiento. Un escenario que revive el recuerdo de los años ochenta, cuando la inflación superaba el 20% y las condiciones eran aún más adversas.

Con el choque entre tecnócratas y Gobierno, el interrogante ahora es si la independencia del Banco de la República resistirá el pulso político o si la presión terminará inclinando la balanza hacia recortes más agresivos en los próximos meses.

Fuente: El País

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