Descubrimiento chino redefine la historia de la astronomía

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Cuando pensamos en la historia de la astronomía, es común recordar a figuras como Hiparco, Ptolomeo, Tycho Brahe, Galileo o Kepler. Como mexicana, también reconozco la brillantez de los mayas en este campo. Sin embargo, pocas veces pensamos en los astrónomos chinos, quienes, a pesar de sus contribuciones significativas, permanecen algo en la sombra.

Un caso fascinante es el del astrónomo chino Shi Shen, quien fue el primero en crear un catálogo celestial. Hasta ahora, se había creído que el griego Hiparco de Nicea, con su catálogo del 130 a.C., fue el pionero en este aspecto. Sin embargo, recientes estudios de los astrofísicos Boliang He y Yongheng Zhao, de la National Astronomical Observatories de China y la University of Chinese Academy of Science, han revelado que el catálogo de Shi Shen fue elaborado en el 355 a.C., ¡con una diferencia de 205 años respecto al de Hiparco!

Entonces, surge la gran pregunta: ¿cómo se puede determinar la fecha exacta de un texto tan antiguo? La respuesta está, sorprendentemente, en el cielo. Esto se debe al fenómeno de la precesión de los equinoccios, un movimiento circular del eje terrestre que tarda aproximadamente 26,000 años en completarse, lo que provoca que la estrella Polar cambie de posición con el tiempo.

Armados con este conocimiento, He y Zhao realizaron un análisis meticuloso. Primero, recopilaron diversos atlas celestes históricos chinos y aplicaron un algoritmo computacional, basado en la transformada de Hough, para procesar las imágenes de las estrellas. Luego, compararon las coordenadas de la estrella Polar en estos atlas con las de otros 55 mapas celestes. Al hacerlo, descubrieron que las coordenadas del manuscrito de Shi Shen coincidían con la ubicación de la estrella Polar en el año 355 a.C.

Ahora, no se preocupen, no les pediremos que determinen la posición exacta de la estrella Polar en 255 a.C. Ni habrá exámenes complicados de física, lo prometo. Pero es fascinante ver cómo este tipo de investigaciones científicas pueden arrojar resultados tan asombrosos.

Además de los cálculos astronómicos, hay un detalle interesante: este atlas, junto con otros valiosos manuscritos, fue encontrado en el interior de una antigua estatua de Buda, de hace más de 400 años. Este descubrimiento fue documentado por el astrónomo y periodista Joshua Sokol.

Sin duda, este hallazgo cambia nuestra perspectiva sobre la historia de la astronomía, y sobre cómo Occidente, en ocasiones, olvida la riqueza del conocimiento oriental. Los griegos y europeos fueron fundamentales, claro, pero hoy podemos valorar también las contribuciones chinas, que abren un capítulo fascinante en la historia del estudio de los cielos. Ahora, al mirar el firmamento, pensemos no solo en figuras como Shi Shen, Hiparco, Ptolomeo, Tycho Brahe, Galileo o Kepler, sino en una infinidad de astrónomos que nos han dejado su legado, y los que aún están por descubrirse.

Fuente: Jornada

 

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