Procuraduría denuncia a Alejandro Soto ante la Fiscalía por presunto delito de concusión



 Perú

Redacción Sufragio

La Procuraduría General del Estado (PGE), tomó acción este martes al solicitar el inicio de diligencias fiscales dirigidas al presidente del Congreso de Perú, Alejandro Soto, en relación con acusaciones de concusión. Dicho delito, castigado con una pena privativa de libertad de tres a diez años, ha levantado serias preocupaciones en torno a la integridad del líder legislativo.

Concusión es un término que procede del latín concussio. Se trata de una exacción (la acción de exigir impuestos, multas o prestaciones) arbitraria que lleva a cabo un funcionario público en provecho propio.

Las acusaciones se intensificaron luego de que el programa periodístico Cuarto Poder hiciera públicos una serie de chats que sugieren que el legislador, perteneciente a Alianza para el Progreso (APP), contaba con un equipo de defensores virtuales que operaban en redes sociales. El informe reveló que incluso se recolectaban "contribuciones voluntarias" de parte de sus colaboradores para financiar actividades de promoción y defensa en línea. Adicionalmente, se señala que se utilizaban recursos y tiempo laboral para borrar comentarios críticos y emitir opiniones favorables en estaciones de radio locales.

En respuesta a estas acusaciones, Alejandro Soto manifestó su disposición a someterse a las investigaciones que se realicen por parte de la Fiscalía y el Poder Judicial. Aunque afirmó tener la conciencia tranquila y negó cualquier delito, se negó a renunciar a su cargo, desafiando posibles mociones de censura provenientes de bancadas de izquierda.

Soto dejó claro que las acusaciones en su contra serán resueltas en instancias judiciales y no parlamentarias. Expresó su firme convicción de que las denuncias no afectarán su papel como presidente del Congreso y subrayó su resistencia a las presiones mediáticas.

Mientras tanto, se ha conocido que el presidente del Congreso enfrenta otros señalamientos, como casos de nepotismo y el respaldo a leyes controvertidas. Aunque Soto ha rechazado contundentemente todas estas acusaciones y subrayó su historial judicial limpio, su posición se ve cada vez más desafiante a medida que las investigaciones avanzan.

La crisis actual plantea preguntas acuciantes sobre la integridad y la ética en el poder legislativo, al mismo tiempo que resalta la necesidad de una evaluación exhaustiva de las acusaciones y la garantía de un proceso justo y transparente. Mientras el presidente del Congreso continúa en su cargo, la incertidumbre sobre su futuro se mantiene, y la atención se centra en cómo se desarrollarán las investigaciones y las eventuales acciones legales en su contra.

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