‘Repeal the 19th’: el movimiento que exige anular el voto femenino en Estados Unidos
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El debate sobre el rol político de las mujeres jóvenes vuelve a instalarse en Estados Unidos tras la reactivación del movimiento Repeal the 19th, una corriente digital que propone revocar la 19ª Enmienda y, con ello, retirar el derecho al voto femenino. El fenómeno, impulsado desde burbujas de la extrema derecha, se intensificó al mismo tiempo que avanzaban figuras progresistas como Zohran Mamdani en Nueva York.
El origen de esta narrativa es claro: la ultraderecha no logró captar el respaldo de las mujeres jóvenes en las últimas elecciones, y ciertos colectivos radicalizados han decidido convertir esa frustración en una ofensiva contra sus derechos civiles. La estrategia se despliega principalmente en redes sociales —X, Instagram, TikTok, Reddit— donde perfiles anónimos difunden argumentos que buscan presentar la exclusión política de las mujeres como una medida “justificada” y “benévola”.
Estos grupos articulan un discurso que se sostiene en una supuesta protección emocional: retoman la estética trad wife y reivindican modelos conservadores de feminidad. Bajo esa narrativa, trabajar sería “opresivo” y la “felicidad plena” solo podría lograrse retornando a roles domésticos, una idea que conecta con la frustración económica de las nuevas generaciones ante los mercados laboral y de vivienda.
El movimiento también rescata viejos argumentos biologicistas: sostienen que las mujeres serían “más emocionales” y “menos racionales”, por lo que —según su lógica— no deberían incidir en procesos electorales. Este determinismo funciona como un atajo para legitimar propuestas que van en contra de un siglo de avances en derechos civiles.
Aunque el voto femenino quedó consagrado en 1920, su historia ha sido irregular en distintos estados. Y su cuestionamiento volvió con fuerza desde 2016, cuando análisis demográficos —como la gráfica de Nate Silver— mostraron que, si solo hubieran votado mujeres, Hillary Clinton habría ganado las elecciones; si solo hubieran votado hombres, Donald Trump habría obtenido una victoria contundente.
La tendencia se repitió en 2024 y nuevamente con el caso Mamdani: la brecha de género se amplió y las mujeres jóvenes votaron de manera abrumadora por candidatos progresistas. Para sectores ultraconservadores, esa realidad no es un dato electoral: es un problema que buscan “corregir”.
Un siglo después de conquistar su derecho, el voto femenino vuelve a estar bajo ataque. Y pese a que el movimiento se concentra en el entorno digital, su capacidad de amplificación lo vuelve un termómetro del clima político que se vive hoy en Estados Unidos.
Fuente: El País


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