Gustavo Petro visita Estados Unidos para encontrarse con Joe Biden


Internacional

Gustavo Petro caminará esta semana por los pasillos de estilo neoclásico de la Casa Blanca. El presidente culminará con un encuentro con Joe Biden un viaje por Estados Unidos que tendrá paradas en Nueva York, Washington y San Francisco. En el Ala oeste tendrá la oportunidad de convencer al hombre más poderoso del planeta de la necesidad de cambiar la guerra contra las drogas que inicio Richard Nixon en este mismo edificio hace cincuenta años y que ha provocado más de un millón de muertos en América Latina. Colombia, el principal productor de cocaína del mundo, ha sido golpeada por décadas de violencia. Petro cree firmemente que hay que negociar la rendición de los narcotraficantes, que algunos países tienen más poder que el propio Estado, y dejar de perseguir a los cultivadores de coca.

Ese discurso no tiene muchos amigos en Washington. En una sociedad tan moralista como la de Estados Unidos la sola mención de una desmilitarización contra los carteles de la droga producen mucha resistencia. En el imaginario estadounidense están personajes como Pablo Escobar o el Chapo Guzmán. Uno prefirió morir antes que ser encerrado en una cárcel americana y el otro pasará el resto de sus días en una prisión de máxima seguridad en Nueva York. Al comienzo del Gobierno de Petro, el año pasado, algunos funcionarios jugaron con la idea de tratar de legalizar la cocaína, pero a los pocos días coincidieron en que la sociedad no estaba preparada para abrir un debate de esta magnitud. Bastantes frentes tiene abiertos ya Petro.

El presidente ha llegado al poder con una voracidad que puede engullirla a él mismo. Ha abierto negociaciones simultáneas con una guerrilla y un grupo armado y pretende sentar en una mesa a alguno más. En el Congreso ha impulsado una serie de reformas estructurales que está encontrando la resistencia de los partidos tradicionales. Al mismo tiempo quiere cambiar la guerra contra las drogas, encontrar una salida a una crisis política en Venezuela, conseguir la liberación del expresidente peruano Pedro Castillo y descarbonizar la economía colombiana, entre otras muchas cosas.

Con este panorama arranca una gira por Estados Unidos de seis días. “Agradezco al presidente de Estados Unidos su invitación. Es un momento clave para reforzar la relación y cooperación mutua entre ambos países, no solo en la lucha contra el narcotráfico sino en la protección de la Amazonia, el cambio climático y el desarrollo rural”, dijo Petro el viernes, cuando se concretó la reunión. No ha sido especialmente rápido Biden a la hora de concretar la invitación. Andrés Pastrana, Álvaro Uribe y Juan Manuel Santos fueron recibidos pocos meses después de posesionarse. Petro, en cambio, ha tenido que esperar nueve meses.

En Nueva York estuvieron a punto de cruzarse en un cóctel de presidentes con motivo de la Asamblea General de la ONU, pero Petro se quedó atascado en el tráfico y no llegó a tiempo. Cuando se le preguntó por esa ocasión perdida, respondió airado: “No soy de los presidentes que buscan cuando Biden va al baño para atravesársele”. Durante toda su vida ha tenido un discurso crítico con el imperialismo americano. Cuando sale el tema de la invasión rusa en Ucrania, la condena pero, en un acto reflejo, recuerda las de Irak y Afganistán. Armando Benedetti, cuando era su número 2 en la campaña, aseguró que el nuevo Gobierno iba a tener buenas relaciones con Washington, pero que no sería tan complaciente como los anteriores.

El lunes, Petro dará un discurso en la Sesión de Apertura del 22° Foro Permanente para las Cuestiones Indígenas en la ONU, en Nueva York. Ahí coincidirá con el secretario General de Naciones Unidas, António Guterres. Horas después, según ha dado a conocer su equipo de prensa, Petro se desplazará a la sede del centro de pensamiento Council of the Americas donde sostendrá un almuerzo de trabajo con analistas, diplomáticos, empresarios y estudiosos de las relaciones diplomáticas y comerciales entre los Estados Unidos y Colombia.

El martes, el presidente liderará un conversatorio sobre los desafíos del cambio climático, el crecimiento económico y la inclusión social en la Universidad de Stanford, en San Francisco. Al día siguiente volará a Washington, donde intervendrá en la Sesión Plenaria de la OEA. Y será el jueves cuando entre por las puertas del Despacho Oval y se vea con Biden. En la oficina se encontrará con un busto de bronce del líder sindical mexicano César Chávez y un cuadro de uno de los padres fundadores de la nación, Benjamin Franklin. Sobre la chimenea, dos bustos del reverendo Martin Luther King y de Robert F. Kennedy. Petro tendrá la oportunidad de convencer a Biden de enfilar un nuevo rumbo en la lucha contra las drogas.


Fuente: El País


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