Por: Estefanía Herrera
En el dinámico mundo de las campañas políticas digitales, una verdad fundamental emerge como un faro guía: primero el público objetivo, luego la estrategia. Esta es la premisa central, un enfoque que desmitifica la complejidad del marketing político online y lo ancla en la comprensión del electorado. Una campaña exitosa no se lanza al vacío; se construye meticulosamente sobre la base de las necesidades, los problemas y las aspiraciones de aquellos a quienes busca representar.
El Pilar Fundamental: Conocer a Tu Público
Antes de siquiera pensar en hashtags o calendarios de contenido, la pregunta crucial es: ¿a quién queremos llegar?
Por lo que es fundamental definir al público objetivo, que no es una tarea superficial. Implica sumergirse en sus características demográficas (sexo), su identidad (quién es, incluyendo estilo de vida y valores), sus actividades cotidianas (qué hace, tanto online como offline), sus desafíos (cuál es su problema) y, fundamentalmente, cómo las propuestas del candidato pueden ofrecer soluciones reales a sus problemas.
Esta etapa se sintetiza en lo que sí o si debemos tomar en cuenta al momento de iniciar todo proyecto la llamada fase de investigación. La misma es la base de toda estrategia exitosa.
Saber a profundidad cuales son los intereses y preocupaciones del público objetivo podrá entre tantas cosas, definir el canal, formato y red social por donde comunicar nuestro mensaje.
Esta radiografía detallada del electorado se convierte en la brújula que guiará cada decisión estratégica.
Estrategia General y Acciones Específicas: El Camino Trazado por el Público
Una vez que el público objetivo está definido, la estrategia general toma forma: por tanto, se puede proyectar al candidato (a) basándose en el análisis del electorado y se pueden compaginar las propuestas de manera que se ajusten a resolver las necesidades que se han identificado.
Todo esto se traduce en pasos concretos dentro del espacio digital. Por ello, elegir en qué redes sociales se tendrá presencia en una campaña, no es algo que se deja al azar: sino que se decide con base en dónde está el público al que se quiere llegar.
Lo mismo pasa con las herramientas digitales, desde la publicidad en línea hasta el email marketing: que deben ser útiles y efectivas para hablarle a ese electorado. Además, hay que revisar los recursos con los que se cuenta (tanto humanos como materiales) es clave para asegurarse que la estrategia funcione y se pueda mantener en el tiempo.
El Corazón de la Estrategia: Contenido que Conecta
El contenido es el rey en el mundo digital, y en una campaña política, su efectividad radica en su capacidad para conectar con el público a diferentes niveles.
Se puede desglosar en tipos clave de contenido:
- Electoral (propuestas): La base informativa para que las personas comprendan las soluciones que se plantean.
- Emotivo (humanizar al candidato): Es la llave para construir confianza y cercanía, mostrando el lado humano del aspirante.
- Movilizador (convocatorias): El llamado a la acción, incentivando la participación y el apoyo activo.
- Informar (campaña): Abarca la agenda territorial, y conocer el perfil del candidato.
- Interacción (sondeos): La oportunidad de escuchar a la audiencia y fomentar su participación.
Si deseas profundizar más sobre estos tipos de contenido y cómo aplicarlos en campañas reales, puedes consultar el eBook Politólogos Digitales: Una Conexión Más que Digital.
Conclusión: La Voz del Electorado Moldea la Estrategia
El éxito en la estrategia digital de una campaña política, no se basa en fórmulas mágicas o tendencias pasajeras, sino en la comprensión profunda y prioritaria del público objetivo.
Siempre se debe considerar la voz del electorado, con sus necesidades, deseos y preocupaciones, lo que estará moldeando cada aspecto de la estrategia digital de campaña.
Al escucharla atentamente y construir cada acción en torno a ella, se establece un camino sólido hacia una conexión auténtica y, en última instancia, hacia el logro de los objetivos políticos.