Cada año, en la remota aldea de Santa Clara Chajul, en la sierra de Quiché, un grupo de estudiantes de primaria rompe con la rutina escolar gracias a un viaje único que solo es posible por el esfuerzo de su maestro, Juan Josué Chel. Este educador ixil, conocido por su discreción y compromiso, convierte rifas, colectas y apoyos de desconocidos en experiencias que transforman la vida de los niños.
Chel realiza este recorrido mientras Guatemala enfrenta desafíos estructurales y coyunturales: escuelas sin electricidad ni agua potable, caminos de difícil acceso y una huelga docente de 79 días en 2025 que dejó a más de 300.000 niños sin clases. En este contexto, las excursiones organizadas por el maestro funcionan como un premio para los estudiantes que culminan la primaria, ofreciendo vivencias que van más allá del currículo.
Santa Clara Chajul es una de las comunidades más marginadas de Guatemala, con índices de desnutrición infantil del 58% y analfabetismo del 45%, según datos del INE. A pesar de estas condiciones, Chel atraviesa cada semana las montañas de Quiché para enseñar, a pie o en motocicleta, a sus alumnos, algunos de los cuales nunca han salido de su aldea ni visto la ciudad.
Desde 2015, Chel ha llevado a sus alumnos a conocer desde el mar hasta el aeropuerto La Aurora, pasando por el Centro Cultural de España, el Lago Atitlán y encuentros con el presidente Bernardo Arévalo. Cada viaje es posible gracias a una red de apoyo solidaria que incluye donaciones locales e internacionales, y el acompañamiento de voluntarios que creen en la educación como motor de cambio social.
“Muchos de estos niños no conocen un semáforo ni han salido a la cabecera departamental. Cada excursión es una hazaña que abre puertas que ningún aula puede ofrecer”, afirma Chel. Entre quienes apoyan estas iniciativas se encuentra Suzane Brichaux, de La Antigua Guatemala, y Sofía Cabrera, atleta profesional, quienes destacan cómo estas experiencias transforman tanto a los estudiantes como a quienes participan en ellas.
A pesar de los bajos salarios y las condiciones extremas, Chel continúa enseñando en el área ixil, donde la migración de menores no acompañados hacia Estados Unidos y la deserción escolar representan un desafío constante. Su labor ha sido reconocida por la ministra de Educación, Anabella Giracca, quien lo calificó como un ejemplo de cómo la educación puede trascender el aula y convertirse en una experiencia de vida.
El maestro Chel sigue proyectando sus sueños a través de cada excursión: llevar conocimiento, oportunidades y esperanza a niños que enfrentan diariamente la pobreza y la exclusión. Para él, los logros no se miden en estadísticas, sino en cada niño que abre un libro por primera vez, en cada madre que ve a su hija frente al mar y en cada estudiante que decide seguir sus pasos para enseñar y transformar su comunidad.
Fuente: El País