Brasil
En una nueva muestra de respaldo al expresidente Jair Bolsonaro, miles de sus simpatizantes se movilizaron este domingo en distintas ciudades brasileñas para exigir “amnistía” a los procesados por el presunto intento de golpe de Estado ocurrido tras la investidura de Luiz Inácio Lula da Silva, en enero de 2023. Las protestas también estuvieron marcadas por duras críticas al magistrado del Supremo Tribunal Federal (STF), Alexandre de Moraes, y al propio presidente Lula, a quienes acusan de encabezar una persecución política.
La avenida Paulista de São Paulo fue uno de los principales puntos de concentración, mientras que en Río de Janeiro el senador Flávio Bolsonaro, hijo del exmandatario, conectó a su padre por teléfono para enviar un mensaje a los asistentes. Jair Bolsonaro no participó presencialmente, debido a las restricciones judiciales que enfrenta.
El expresidente se encuentra bajo arresto domiciliario y porta una tobillera electrónica que monitorea sus desplazamientos. Una orden del juez Moraes le impide salir de su residencia durante fines de semana y feriados. En marzo, el STF decidió por unanimidad avanzar con el juicio contra Bolsonaro por presunta conspiración para derrocar al gobierno de Lula. De ser hallado culpable, podría recibir una condena significativa antes de fin de año.
Las manifestaciones se producen en un contexto de creciente tensión internacional. La semana pasada, el expresidente estadounidense Donald Trump impuso aranceles del 50 % sobre gran parte de las exportaciones brasileñas, alegando que Brasil mantiene una campaña de represalias contra Bolsonaro. Washington también sancionó al juez Moraes bajo la Ley Magnitsky, por supuestas violaciones a los derechos humanos y abuso de poder.
Trump, quien evitó entablar conversaciones con Lula respecto a las sanciones, calificó a Bolsonaro como un “hombre honesto” y reiteró su respaldo al exmandatario brasileño.
El juez Moraes también ha vinculado a Bolsonaro y a su hijo Eduardo —actualmente residente en Estados Unidos— con intentos de influir en asuntos internos del país mediante colaboración con autoridades extranjeras. Estas acusaciones forman parte del expediente que avanza en el STF.
Mientras el juicio continúa, la polarización política en Brasil se agudiza. Los sectores afines a Bolsonaro mantienen una narrativa de persecución política, mientras el gobierno de Lula sostiene que actúa dentro del marco de la legalidad para garantizar la estabilidad institucional. Aún así, el presidente no descarta postularse a la reelección en 2026, en un escenario donde la confrontación política promete intensificarse.
Las calles siguen siendo el termómetro de una disputa que trasciende lo judicial y refleja un profundo enfrentamiento sobre el rumbo de la democracia brasileña.
Fuente: El Imparcial