El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, intensifica la tensión comercial con la Unión Europea al anunciar la posible imposición de aranceles del 50% sobre productos europeos a partir del 1 de junio de 2025. Esta decisión surge apenas un día después de que Trump lograra la aprobación en el Congreso de su ambiciosa ley de rebaja de impuestos, lo que refleja la continuidad de su política económica errática y proteccionista.
A través de su red social Truth, Trump justificó la medida acusando a la Unión Europea de mantener barreras comerciales elevadas y prácticas que, según él, perjudican los intereses comerciales estadounidenses. Entre sus señalamientos, mencionó impuestos al valor agregado (IVA), sanciones a empresas estadounidenses y manipulación monetaria, afirmaciones que carecen de fundamento sólido y descontextualizan el origen y naturaleza de la Unión Europea, creada como un proyecto de cooperación tras la Segunda Guerra Mundial.
Trump también presentó cifras incorrectas sobre el déficit comercial con Europa, señalando un déficit anual de 250 millones de dólares, cuando los datos oficiales reflejan un déficit en bienes cercano a los 235 mil millones de dólares en 2024, que se compensa parcialmente con un superávit en servicios. Este balance global indica que la relación comercial es más equilibrada de lo que sugiere el mandatario.
En un mensaje contundente, el presidente advirtió que, si no se llega a un acuerdo antes del 1 de junio, se aplicarán los aranceles propuestos, con la excepción de los productos fabricados dentro de Estados Unidos. En su comparecencia desde la Casa Blanca, Trump reiteró que no busca negociar un acuerdo en el corto plazo y se mantendrá firme en la imposición de estas tarifas.
La amenaza se produce luego de que la Unión Europea presentara una propuesta renovada para relanzar las negociaciones comerciales. Esta oferta contempla aspectos relevantes para Estados Unidos, como derechos laborales, estándares ambientales, seguridad económica y una reducción gradual de aranceles en sectores agrícolas e industriales, además de cooperación en áreas estratégicas como energía, inteligencia artificial y conectividad digital.
La política arancelaria de Trump ha sido inconsistente y ha generado volatilidad en los mercados globales, con repercusiones negativas especialmente en las bolsas europeas. La imposición de tarifas también ha afectado relaciones con otras potencias, como China, con quien Estados Unidos mantiene un conflicto comercial sin acuerdos definitivos, y el Reino Unido, con quien sólo se ha firmado un principio de entendimiento.
Además, Trump extendió su advertencia al sector tecnológico, amenazando con aplicar aranceles del 25% a productos de Apple y Samsung si no fabrican sus dispositivos en Estados Unidos, medida que podría implementarse a finales de junio y que ha generado preocupación en la industria.
Reconociendo que estas medidas pueden encarecer los productos para los consumidores, Trump pidió a las empresas asumir parte del costo para evitar trasladarlo completamente al público, enfatizando su discurso sobre la generación de empleo nacional, aunque este argumento ha sido cuestionado por datos oficiales que registraron récords históricos bajo la administración anterior.
Finalmente, es importante destacar que estas decisiones enfrentan resistencia legal, pues diversas empresas y gobiernos consideran que el presidente podría estar excediendo los poderes que le otorga la Constitución bajo la Ley de Poderes Económicos de Emergencia Internacional (IEEPA), cuyo uso está condicionado a amenazas extraordinarias que no han sido claramente justificadas en este contexto.
Fuente: El País
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