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En plena temporada de graduaciones en Estados Unidos, la historia de Rafael Aguirre, un migrante mexicano de 82 años, ha captado la atención nacional e internacional, convirtiéndose en un símbolo de perseverancia y superación personal.
Originario de Chihuahua, Aguirre cruzó la frontera hace varias décadas en busca de mejores oportunidades. Después de casi medio siglo de trabajo y adaptación en un país donde la migración a menudo enfrenta estigmas y los adultos mayores suelen ser subestimados, logró completar sus estudios técnicos en sistemas HVAC (calefacción, ventilación, aire acondicionado y refrigeración) en Amarillo College, Texas.
Su participación en la ceremonia de graduación de la clase 2025 fue recibida con una ovación que trascendió el auditorio, viralizándose rápidamente en redes sociales como TikTok e Instagram, donde fue apodado “el abuelito graduado”. Más allá de la emotividad del momento, Aguirre representa una narrativa de disciplina, resiliencia y compromiso.
De acuerdo con testimonios de su comunidad, Aguirre es reconocido no solo por su labor profesional, siendo pionero en la instalación de antenas satelitales en Amarillo, sino también por su constante dedicación como voluntario. En entrevista con Univisión, compartió que su camino no estuvo exento de dificultades: “Trabajaba entre ocho y diez horas diarias mientras estudiaba en un segundo idioma, pero siempre tuve claras mis metas.” Para él, obtener este título no fue cerrar un capítulo pendiente, sino abrir uno nuevo. “Nunca es tarde para aprender”, enfatiza.
En un contexto nacional marcado por discursos que criminalizan a la comunidad migrante, Rafael Aguirre se erige como un ejemplo contrario: un testimonio vivo del valor del trabajo constante y la superación personal. “La mayoría de los que venimos, venimos a sobresalir, a trabajar, a hacer algo diferente”, afirma con convicción.
La historia de Aguirre se inserta dentro de una tendencia creciente en la participación de adultos latinos en la educación superior en Estados Unidos. Según datos del Pew Research Center, la matrícula de estudiantes latinos en instituciones de educación superior de cuatro años creció un 287% entre 2000 y 2020, alcanzando los 2.4 millones.
No obstante, este avance conlleva grandes sacrificios, ya que más del 50% de estos estudiantes adultos combinan sus estudios con empleos que superan las 30 horas semanales, tal como lo hizo Aguirre.
Más allá del logro individual, la graduación de Rafael Aguirre refleja el esfuerzo colectivo de millones de migrantes latinos que, a pesar de las barreras culturales, lingüísticas y socioeconómicas, persisten en su búsqueda de progreso a través de la educación.
En la misma ceremonia, Ester Marie Pérez, otra estudiante latina, obtuvo su título asociado en Ciencias. En su discurso, recordó la travesía de su madre, quien cruzó el Río Grande sin recursos ni documentación, pero con la firme convicción de brindar un futuro mejor a su hija. “Su valentía se volvió mi brújula”, declaró Pérez, reafirmando el compromiso con el sueño americano y la determinación de nunca rendirse.
Fuente: El País
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