La controversia en torno a la campaña presidencial de Gustavo Petro ha escalado, llevándolo a presentar su caso ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CorteIDH) y a criticar fuertemente a los miembros del Consejo Nacional Electoral (CNE), que investiga las acusaciones en su contra.
El CNE determinó que Petro, junto con su gerente de campaña, Ricardo Roa, y otros integrantes del equipo, deberá responder por posibles violaciones a las normativas de financiación de campañas electorales. Se sospecha que superaron los límites de gasto establecidos y que incurrieron en fuentes de financiamiento no declaradas.
El mandatario ha denunciado un supuesto golpe de Estado en su contra y ha centrado sus esfuerzos en argumentar que el CNE ha sobrepasado sus competencias, insistiendo en que no ha cometido ninguna infracción y que no puede ser juzgado por este organismo administrativo. En este contexto, el vicecanciller colombiano, Jorge Rojas, anunció que el Gobierno ha llevado el caso a la CorteIDH, argumentando que la decisión del CNE infringe el mandato popular que lo llevó a la presidencia en 2022.
Rojas advirtió que la situación es alarmante para la democracia en Colombia, señalando que se ha ignorado el fuero que protege al presidente. “Este procedimiento es un golpe a la democracia”, afirmó, comparando la situación con el proceso de destitución de Dilma Rousseff en Brasil en 2015.
Este no es el primer enfrentamiento de Petro con la CorteIDH; en 2013, el tribunal determinó que sus derechos políticos fueron vulnerados tras ser suspendido como alcalde de Bogotá por la Procuraduría.
En respuesta a las acusaciones, el presidente del CNE, César Lorduy, aclaró que el organismo no tiene la autoridad para decidir sobre la destitución del presidente, aunque Petro lo acusó de intentar despojarlo del cargo mediante un proceso inconstitucional. “No me acusarán de delitos que no he cometido; este es un juicio de indignidad sin fundamento”, declaró Petro, señalando a Nestor Humberto Martínez, exfiscal general, como parte de una supuesta estrategia para llevar a cabo un golpe de Estado a través de pruebas manipuladas.
El ministro del Interior, Juan Fernando Cristo, abogó por el diálogo y criticó la decisión del CNE, señalando que esta podría convertirse en un mal precedente al desconocer el fuero del presidente.
Mientras tanto, Petro cuenta con el respaldo de varias centrales obreras, que han convocado una manifestación de apoyo programada para el 23 de octubre. Fabio Arias, presidente de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), expresó que las acciones del CNE constituyen un intento de golpe de Estado.
Sin embargo, también hay voces críticas, como la del exvicepresidente Germán Vargas Lleras, quien rechazó la idea de un “golpe blando” y denunció lo que considera una dictadura de Petro frente a decisiones judiciales. Por su parte, el senador Humberto de la Calle instó a la calma a todas las partes, advirtiendo sobre el daño que la agitación podría causar a la imagen democrática del país.
Fuente: SWI