Suecia y Dinamarca
Redacción Sufragio
La movilización de los países islámicos contra la quema de coranes en Suecia y Dinamarca ha alcanzado una magnitud sin precedentes. Los ministros de Exteriores de los 56 países miembros de la Organización para la Cooperación Islámica (OCI) se han reunido de emergencia en una conferencia virtual para coordinar una respuesta conjunta ante estos actos provocadores. Irán e Irak han sido los impulsores de esta convocatoria.
Los incidentes comenzaron a finales de junio cuando un ciudadano de origen iraquí, cristiano y refugiado en Suecia, quemó un ejemplar del Corán frente a la mezquita más grande de Estocolmo durante la Fiesta del Sacrificio. La quema formaba parte de una manifestación contra las leyes rigoristas del islam y contaba con el permiso de las autoridades suecas bajo la protección de la libertad de expresión.
La respuesta no se hizo esperar. Irak expulsó a la embajadora sueca en su país, y cientos de manifestantes atacaron y prendieron fuego a la embajada sueca en Bagdad, siguiendo las instigaciones del clérigo radical Muqtada al Sadr.
Posteriormente, un grupo ultranacionalista danés llamado "Patriotas Daneses" también quemó un ejemplar del Corán frente a la Embajada de Irak en Copenhague, repitiendo acciones similares realizadas en enero.
Estos actos han generado una serie de convocatorias anti-islamistas en Suecia, incluida una solicitud autorizada para quemar una Torá, lo que generó protestas por parte de Israel. Expertos en el tema han identificado estos actos como "rituales de provocación", destinados a denigrar y destruir símbolos clave del islam para provocar reacciones en los países musulmanes y generar tensiones y estigmatización hacia la población musulmana en general.
Ante el creciente malestar y la preocupación por la seguridad, el Gobierno sueco está considerando cambiar su legislación permisiva y prohibir este tipo de acciones, especialmente si se considera que ponen en riesgo la seguridad del Estado o de sus diplomáticos. El país ha acusado a Rusia de llevar a cabo una campaña de desinformación para intensificar el impacto de las protestas contra la quema del Corán.
La Unión Europea y la ONU han condenado estos actos, pero también ha surgido cierta división en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU debido a las implicaciones en la libertad de expresión.
El Gobierno de Arabia Saudí también ha expresado su protesta y llamado a Dinamarca para que detenga estos actos considerados extremistas y racistas contra el islam y los musulmanes.
En respuesta a toda esta situación, los países islámicos, incluidos aquellos con un islamismo más moderado, están coordinando una respuesta conjunta para enfrentar las quemas de coranes y expresar su repulsa ante estos actos que consideran violaciones del Derecho Internacional y provocaciones intolerables.