Voluntarios sudaneses reciben el premio Right Livelihood 2025 por su labor humanitaria


 Voluntarios sudaneses reciben el premio Right Livelihood 2025 por su labor humanitaria

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Las Salas de Respuesta a Emergencias (ERR, por sus siglas en inglés), una red de voluntarios sudaneses, fueron reconocidas este miércoles como una de las iniciativas ganadoras de los premios Right Livelihood 2025, considerados los “Nobel alternativos”.

“Este reconocimiento protege la labor de nuestros voluntarios y honra a quienes hemos perdido en el camino”, afirmó Alsanosi Adam, uno de los coordinadores de la organización, que opera en escenarios de violencia y crisis humanitaria en Sudán.

El premio, que en años anteriores ha sido otorgado a figuras como la activista climática Greta Thunberg y la defensora de derechos humanos Oleksandra Matviichuk, busca visibilizar la acción comunitaria frente a conflictos políticos y desastres climáticos, ofreciendo a los ganadores apoyo para difundir y consolidar su trabajo.

Este año, además de las ERR, fueron galardonados la organización juvenil Estudiantes de las Islas del Pacífico Luchando Contra el Cambio Climático, el escritor guameño Julian Aguon, el proyecto Justicia Para Myanmar y la tecnóloga taiwanesa Audrey Tang. La ceremonia de entrega se realizará el 2 de diciembre en Estocolmo.

Voluntariado en primera línea

Desde su origen como Comités de Resistencia en 2013, los voluntarios de ERR han jugado un papel central en la defensa y apoyo a las comunidades sudanesas. Durante la revolución de 2019, contribuyeron a las protestas que depusieron a Omar al Bashir, y desde abril de 2023 enfrentan un conflicto interno que ha desplazado a más de 12 millones de personas y generado una severa crisis humanitaria.

“A los voluntarios se les arresta y tortura; este premio es un tributo a quienes hemos perdido durante el proceso”, agregó Adam.

Con 737 ERR activas en los 18 estados de Sudán, la red agrupa a 10.000 voluntarios civiles —agricultores, médicos, ingenieros, profesores— que distribuyen ayuda humanitaria y fomentan la resiliencia comunitaria. “No solo aseguramos la supervivencia diaria de las personas; buscamos que las comunidades comprendan que pueden trabajar por un futuro mejor”, explica Dua Tariq, voluntaria de la red.

Innovación en medio del caos

La organización opera sin un sistema centralizado, lo que, según Adam, fortalece la cooperación local y la eficiencia en la entrega de ayuda. Sus voluntarios transforman aulas en cocinas comunitarias, crean espacios seguros para mujeres y niños, y facilitan el mantenimiento de equipos médicos críticos.

Para financiar sus actividades, las ERR dependen de mecanismos como el Fondo Humanitario de Sudán, la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU y organizaciones europeas, tras la reducción de fondos de USAID en años recientes.

“Convertimos la ayuda humanitaria en un estilo de vida. Enseñamos que la comunidad puede unirse para no depender de gobiernos ni organizaciones externas”, concluye Tariq, reafirmando el compromiso de la red pese al conflicto.

Fuente: El País

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