Namibia hace historia: tres mujeres lideran los máximos poderes del Estado
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Namibia ha hecho historia al convertirse en el primer y único país del mundo donde tres mujeres ocupan los más altos cargos de poder: la presidencia, la vicepresidencia y la presidencia del Parlamento. Al frente está Netumbo Nandi-Ndaitwah, conocida como “NNN”, quien asumió la jefatura del Estado tras una victoria contundente en las urnas y rompió el molde al conformar un gabinete mayoritariamente femenino.
“Si las cosas van bien, se considerará un ejemplo; si algo sale mal, algunos dirán ‘miren a las mujeres’”, comentó la mandataria en entrevista con la BBC. Consciente del peso simbólico de su mandato, Nandi-Ndaitwah sostiene que fue elegida por méritos y no por género, aunque reconoce que su liderazgo puede inspirar a nuevas generaciones de mujeres a ocupar posiciones de decisión.
En su gobierno, ocho de los catorce ministerios están encabezados por mujeres, al frente de carteras clave como Finanzas, Salud, Educación y Relaciones Exteriores. Un paso que consolida la posición de Namibia entre los países con mejores índices de igualdad de género en África.
Trayectoria marcada por la lucha y el exilio
Nandi-Ndaitwah nació en 1952 en la aldea norteña de Onamutai, en una época en la que Namibia —entonces África Sudoccidental— estaba bajo ocupación sudafricana. A los 14 años se unió al movimiento de liberación Swapo, lo que la llevó a prisión y posteriormente al exilio en Zambia, Tanzania y el Reino Unido.
Formada en Administración Pública, Relaciones Internacionales y Estudios Diplomáticos, Nandi-Ndaitwah representó durante años la causa namibia ante foros internacionales, defendiendo tanto la independencia del país como los derechos de las mujeres africanas.
Tras el fin del dominio sudafricano en 1988, regresó a Namibia y se integró al primer gobierno independiente. Fue ministra de la Mujer y Bienestar Infantil, de Información y Radiodifusión, de Medio Ambiente y Turismo, y de Relaciones Exteriores. Desde esas posiciones impulsó leyes pioneras, como la Ley contra la Violencia Doméstica de 2002, que enfrentó con firmeza la resistencia machista dentro del propio Parlamento.
Aunque ha sido una defensora de los derechos de las mujeres, Nandi-Ndaitwah no se define como feminista. Su ideario combina el conservadurismo social con una profunda fe cristiana: se opone al aborto y no respalda los derechos LGBTI+.
Entre los desafíos del pasado y los dilemas del presente
Namibia, con una población de apenas tres millones de habitantes, es una nación joven pero aún marcada por profundas desigualdades económicas. Pese a su riqueza en recursos naturales, el país sigue lidiando con los efectos del apartheid y la concentración de la tierra: los agricultores blancos, que representan menos del 2% de la población, poseen cerca del 70% de las tierras agrícolas.
La presidenta ha reconocido que la reforma agraria es una prioridad pendiente, al igual que la reparación del llamado “genocidio olvidado” cometido por Alemania a inicios del siglo XX contra las comunidades ovaherero y nama. Aunque Berlín reconoció oficialmente los hechos y ofreció 1.340 millones de dólares en ayuda al desarrollo, el acuerdo fue rechazado por considerarse insuficiente y carente de una disculpa formal.
Un liderazgo simbólico y un reto estructural
Mientras Namibia celebra el liderazgo de tres mujeres en los más altos cargos del Estado, el país enfrenta un desempleo juvenil que supera el 44% y un sistema económico aún condicionado por su pasado colonial.
Desde la capital Windhoek, Nandi-Ndaitwah sostiene que su misión es gobernar “de la mejor manera para el pueblo”, consciente de que su administración será observada como un modelo de inclusión política o, en sus propias palabras, “una prueba de que las mujeres también pueden asumir el peso del poder con responsabilidad y resultados”.
Fuente: BBC


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