Última legislatura, sin margen para reformas: el Congreso cierra filas ante Petro


 Colombia

Lidio García Turbay, nuevo presidente del Senado de Colombia, confirmó públicamente la existencia del controvertido “Pacto de La Picota”, acuerdo informal entre el hermano del presidente Gustavo Petro, Juan Fernando Petro, y condenados por delitos de alto perfil como Iván Moreno, Álvaro “el Gordo” García y Marquitos Figueroa, previo al inicio del actual gobierno.

“Indiscutiblemente existió. Para mí es claro que esta ley responde a compromisos adquiridos en esos encuentros, que incluyeron negociaciones con guerrilla y paramilitares”, declaró García en entrevista con la periodista María Isabel Rueda, al ser consultado sobre el trasfondo de la ley de sometimiento impulsada por el Ejecutivo.

El proyecto, defendido por el ministro de Justicia Eduardo Montealegre, busca reformar el sistema judicial, pero ha sido criticado por diversos sectores que lo consideran una puerta abierta a la impunidad. Para García, la propuesta no tiene viabilidad política: “Es un proyecto de muy difícil manejo, en el que lo que prevalece es la impunidad para ciertos actores previamente seleccionados”.

El senador liberal cuestionó además el enfoque del ministro Montealegre, a quien calificó de “beligerante” y con afán de protagonismo: “Desde que fue fiscal, se ha caracterizado por imponer propuestas disruptivas, muchas veces fuera del cauce institucional”.

García también se refirió a su reciente reunión con el presidente Gustavo Petro, a quien describió como “cordial y tranquilo, como rara vez se le ve”. Sin embargo, lamentó que el mandatario insista en culpar al Congreso por el estancamiento de sus iniciativas.

“El Congreso no ha frenado nada. Le dio debate a muchas propuestas que no prosperaron por su contenido o llegaron fuera de tiempo. Lo que Petro debe entender es que no puede imponer sus reformas sin concertación”, explicó el senador, quien ya presidió el Senado entre 2019 y 2020.

Respecto a la reforma a la salud, García aseguró que “sí se necesita una reforma, pero no necesariamente la que propone el gobierno”, y subrayó que debe ser producto del consenso entre expertos y actores del sistema. “No puede ser que si un congresista no aprueba una reforma, lo insulten. Esto no es una dictadura legislativa”, agregó.

Sobre una posible reforma tributaria, el panorama tampoco es alentador. Aunque el presidente Petro manifestó la urgencia de presentarla, García anticipa un desenlace desfavorable: “Preséntela si quiere, pero le auguro un mal final”.

Finalmente, el presidente del Senado señaló que el presupuesto nacional será debatido con detenimiento en las comisiones económicas y eventualmente en el pleno del Congreso. No obstante, fue claro al marcar límites: “Con la agenda que ya tenemos y el ambiente político actual, el tiempo se acabó para las grandes reformas”.

El último periodo legislativo del actual gobierno arrancó el pasado 20 de julio, y con él, una cuenta regresiva para el Ejecutivo que enfrenta resistencias crecientes en el Legislativo.

Fuente: El Tiempo

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