Brasil
En medio de la crisis política que enfrenta el diputado federal Eduardo Bolsonaro, el senador Flávio Bolsonaro ha comenzado a posicionarse como una alternativa viable dentro del bolsonarismo para las elecciones presidenciales de 2026. El giro responde a crecientes tensiones internas en la derecha brasileña y a la presión de aliados que buscan preservar el capital político del expresidente Jair Bolsonaro.
Aunque Flávio ha reiterado públicamente que su prioridad es apoyar la rehabilitación política de su padre y buscar la reelección al Senado, fuentes cercanas aseguran que en círculos reservados ha admitido la posibilidad de asumir una candidatura presidencial si las circunstancias lo exigen y las encuestas lo respaldan. “Haría el sacrificio si mi padre lo pide”, habría afirmado, según interlocutores del núcleo duro bolsonarista.
El propio Jair Bolsonaro, según reportes de líderes políticos con acceso a sus deliberaciones privadas, ha comenzado a considerar seriamente a su hijo mayor como opción para encabezar una candidatura presidencial. Este nuevo escenario toma fuerza tras el debilitamiento de Eduardo Bolsonaro, hasta hace poco el nombre más mencionado dentro del clan para competir por el Planalto.
Eduardo se ha convertido en blanco de una investigación del Supremo Tribunal Federal (STF) debido a sus gestiones en Estados Unidos para promover sanciones contra ministros de la corte, en particular Alexandre de Moraes. Sus declaraciones a favor de una amnistía para Jair Bolsonaro y sus críticas abiertas al sistema judicial brasileño han generado incomodidad incluso dentro de su propio partido, el PL, y en sectores del Centrão, que ahora lo ven como una figura políticamente inviable.
La percepción generalizada es que Eduardo ha perdido respaldo entre aliados clave y que no tiene intención de regresar pronto a Brasil, lo que agrava su aislamiento político. En contraste, el nombre de Flávio ha ganado terreno, especialmente entre quienes se oponen a una eventual candidatura presidencial del gobernador de São Paulo, Tarcísio de Freitas.
Líderes conservadores y figuras cercanas a Jair Bolsonaro cuestionan el estilo centralista de Tarcísio y su renuencia a construir alianzas políticas amplias, lo que refuerza la narrativa de que el liderazgo del movimiento debe mantenerse dentro del núcleo familiar. Con la mira puesta en 2026, Flávio Bolsonaro aparece ahora como la carta de estabilidad en medio de la tormenta que agita al bolsonarismo.
Fuente: O Globo