Escocia
En un giro inesperado pero calculado, el expresidente estadounidense Donald Trump y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, anunciaron este domingo un acuerdo comercial entre Estados Unidos y la Unión Europea, tras una reunión relámpago en el complejo Trump Turnberry, en la costa oeste de Escocia.
El pacto contempla un arancel del 15% sobre productos europeos que ingresen al mercado estadounidense, mientras que Bruselas se compromete a adquirir energía por 750 mil millones de dólares y realizar inversiones adicionales por 600 mil millones en territorio norteamericano. Trump calificó el acuerdo como "el más grande jamás alcanzado en materia de comercio", al tiempo que lo presentó como símbolo de "unidad y amistad".
Por su parte, von der Leyen destacó que se trata de un “buen acuerdo que aportará estabilidad” en medio de crecientes tensiones económicas globales. Ambas delegaciones celebraron el pacto con un apretón de manos que marcó la conclusión de semanas de negociaciones discretas, pero tensas.
Trump, de 79 años, había impuesto un plazo hasta el 1 de agosto para aplicar aranceles del 30% si no se alcanzaba un entendimiento. Su ofensiva proteccionista representa un claro viraje en la política comercial de Washington, que antes del regreso del republicano al poder, mantenía una tasa arancelaria media del 4.8%. Con el nuevo acuerdo, esa cifra queda oficialmente triplicada.
La Unión Europea, que había preparado una respuesta con medidas espejo —incluyendo restricciones al acceso de empresas estadounidenses a licitaciones públicas y eventuales bloqueos a inversiones estratégicas—, optó finalmente por sellar el pacto antes de entrar en una posible guerra comercial abierta. En Bruselas, a estas medidas disuasorias se las conoce coloquialmente como la "bazooka".
El acuerdo también incluye la eliminación de tarifas para sectores específicos, como el aeronáutico, ciertos productos químicos, equipos para semiconductores, insumos agrícolas seleccionados y materias primas consideradas críticas por ambas partes. Von der Leyen precisó que estos puntos buscan asegurar cadenas de suministro más estables frente al creciente peso de China en esos mercados.
El texto del acuerdo deberá ser ahora revisado y aprobado por los Estados miembros de la UE. Según fuentes diplomáticas, los embajadores europeos, reunidos este fin de semana en Groenlandia, fueron informados de los términos generales y deberán evaluar su contenido en los próximos días.
Aunque la firma del acuerdo ha sido presentada como un triunfo económico, no escapa al contexto político que atraviesa el expresidente estadounidense. Trump enfrenta críticas y cuestionamientos por su vínculo con el fallecido financiero Jeffrey Epstein, lo que ha alimentado versiones sobre una posible estrategia de distracción mediante anuncios internacionales de alto impacto.
“No tiene nada que ver”, respondió Trump ante la pregunta directa de un periodista sobre si la firma del acuerdo buscaba desviar la atención. “Solo ustedes piensan eso, en un día que es bueno para la economía europea y estadounidense”.
El pacto con la UE se suma a una serie de entendimientos comerciales alcanzados en las últimas semanas por la administración Trump con países como Japón, Filipinas, Vietnam e Indonesia. El lunes, una nueva ronda de negociaciones en Estocolmo intentará contener las fricciones comerciales con China, en medio de un tablero geopolítico cada vez más volátil.
El acuerdo de Turnberry marca así una nueva etapa para las relaciones económicas transatlánticas: más pragmatismo, menos multilateralismo y una creciente inclinación hacia acuerdos bilaterales con fuerte impronta política. Resta ver si los compromisos anunciados resisten la prueba de los parlamentos y, sobre todo, del tiempo.
Fuente: France 24