Canadá
La crisis en Medio Oriente escaló dramáticamente luego de que el expresidente estadounidense Donald Trump abandonara de forma anticipada la cumbre del G7 celebrada en Canadá, para volcar su atención al conflicto entre Israel e Irán. A través de su red Truth Social, el republicano lanzó una alarmante exhortación: “¡Todos deberían evacuar inmediatamente Teherán!”, provocando un efecto dominó de incertidumbre geopolítica a escala global.
La Casa Blanca confirmó horas después que la retirada de Trump —prevista originalmente para después de su agenda del martes— fue motivada por la "compleja evolución del escenario internacional". Según la vocera Karoline Leavitt, el mandatario optó por regresar tras la cena oficial con los jefes de Estado. En consecuencia, se cancelaron sus encuentros programados con líderes de México y Ucrania.
El magnate, sin confirmar si EE.UU. participará activamente en la ofensiva israelí, dejó entrever la posibilidad de un acuerdo diplomático inminente: “Irán ya está en la mesa de negociaciones, quieren llegar a un acuerdo”, declaró, generando mensajes cruzados que alternan entre la amenaza bélica y la promesa de diálogo.
Autoridades iraníes, por su parte, han señalado a Washington como actor cómplice en los ataques israelíes recientes, específicamente los bombardeos dirigidos a instalaciones nucleares y militares, lanzados el pasado viernes.
Desde Jerusalén, el primer ministro Benjamin Netanyahu endureció su retórica. En entrevistas a medios estadounidenses, calificó al líder supremo iraní, Alí Jamenei, como un "Hitler moderno" y justificó los ataques como parte de una "batalla de la civilización contra la barbarie". Cuando se le preguntó sobre la supuesta oposición de Trump a eliminar físicamente al líder iraní, Netanyahu replicó: “No escalará el conflicto, lo terminará”.
En la capital iraní, la población reaccionó con temor. Calles vacías, comercios cerrados y largas filas en gasolineras fueron el preludio de una ciudad en estado de alerta. El emblemático Gran Bazar también cerró sus puertas, mientras aumentaban las compras compulsivas de agua y alimentos.
En paralelo, una oleada de misiles iraníes alcanzó ciudades israelíes como Tel Aviv, Petaj-Tikva y Haifa. Autoridades confirmaron al menos 11 fallecidos. Equipos de rescate trabajaban entre escombros en busca de sobrevivientes.
Uno de los objetivos israelíes fue la sede de la radio y televisión estatal iraní (IRIB), cuya transmisión fue abruptamente interrumpida durante una emisión en vivo. El hecho fue rápidamente denunciado por autoridades iraníes como un intento de silenciar la narrativa de la revolución islámica. “La voz del gran Irán no será callada con bombas”, afirmó Hassan Abedini, alto funcionario de IRIB.
En el frente nuclear, el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) confirmó que parte de las instalaciones de enriquecimiento de uranio en Natanz fueron destruidas. No obstante, indicó que la sección subterránea, considerada la más estratégica, permanecía intacta.
Con Trump fuera del G7 y la tensión entre Teherán y Jerusalén en aumento, los focos de la política internacional se centran en el próximo movimiento de Israel. ¿Endurecerá Netanyahu su ofensiva? ¿Responderá Irán? El mundo entero, expectante.
Fuente: El Economista