Ras Baraka, el alcalde insurgente que desafía el statu quo en la carrera por la gobernación de Nueva Jersey


Estados Unidos

Ras Baraka, actual alcalde de Newark, avanza con paso firme en la interna demócrata rumbo a las elecciones de 2026 en Nueva Jersey, con el objetivo de convertirse en el primer gobernador afroamericano del estado. Su propuesta política, basada en una narrativa frontal, progresista y sin concesiones al pragmatismo tradicional, ha comenzado a alterar el equilibrio dentro del Partido Demócrata.

Con una retórica que interpela directamente a los votantes urbanos y a las comunidades históricamente marginadas, Baraka ha capitalizado el descontento hacia los sectores moderados del partido. “No es mi problema si los demócratas no logran votos blancos. En realidad, es un problema de los demócratas”, declaró en una entrevista con NJ.com, en referencia a las dudas sobre su capacidad para ampliar su base electoral fuera de las grandes ciudades.

Baraka, en funciones como alcalde desde 2014, se posiciona como una figura disruptiva frente a candidatos que optan por estrategias más tradicionales. Su campaña ha sido explícita en cuestionar las incoherencias internas de sus rivales, especialmente en temas sensibles como el financiamiento electoral, el acceso a la vivienda y la justicia racial.

Uno de sus principales blancos ha sido Mikie Sherrill, quien lidera las encuestas con un 17% de intención de voto según datos recientes del centro Rutgers-Eagleton. Baraka, que alcanza un 9%, criticó los vínculos de Sherrill con el PAC de SpaceX, señalando la contradicción entre recibir fondos de grandes corporaciones mientras se promueven políticas de vivienda accesible. También apuntó contra el congresista Josh Gottheimer por aceptar aportes de fondos de inversión como Blackstone, a quienes responsabiliza del aumento de los alquileres.

No puedes recibir dinero de un lado y votos del otro sin que eso genere conflictos en tus prioridades”, afirmó. “Estoy en esta carrera para exigir que quienes aspiran a gobernar sean coherentes con lo que dicen defender”.

Su discurso ha calado en amplios sectores de la base demócrata, según observadores como Modia Butler, exjefe de gabinete del senador Cory Booker, quien destacó la capacidad de Baraka para conectar con votantes que se sienten excluidos del relato centrista del partido. También Micah Rasmussen, director del Rebovich Institute for New Jersey Politics, indicó que el costo de la vivienda se ha convertido en una prioridad transversal para las familias del estado, lo que otorga a Baraka una plataforma sólida para crecer electoralmente.

Durante su gestión al frente de Newark, Baraka ha liderado importantes avances en seguridad pública —reduciendo los homicidios a mínimos históricos en 2024—, y ha impulsado proyectos de desarrollo urbano que evitaron el desplazamiento forzoso por gentrificación. Su enfoque ha sido reconocido por mantener el carácter diverso e inclusivo de la ciudad, así como por promover la vivienda a precios accesibles.

Sin embargo, su ascenso no ha estado exento de controversia. Ha sido criticado por su cercanía con Louis Farrakhan, líder de Nation of Islam, a quien en 2004 describió como una “autoridad moral”. También enfrenta cuestionamientos por su manejo de la crisis del agua potable en Newark entre 2017 y 2019, cuando se detectaron niveles de plomo por encima de lo permitido. En el caso de la muerte del detective Joseph Azcona, Baraka admitió públicamente que su administración debe “hacer un mejor trabajo”.

A pesar de estos antecedentes, su irrupción en la carrera por la gobernación representa una oportunidad para que el Partido Demócrata revalúe su identidad y prioridades, especialmente tras el regreso de Donald Trump a la presidencia. En ese contexto, la elección de 2026 será clave para definir el rumbo del partido en uno de los estados más influyentes del noreste del país.

Mi trabajo es desafiar a las personas a que defiendan lo que dicen que creen”, repite Baraka, citando un consejo de su padre, el poeta y activista Amiri Baraka. Con ese espíritu, el alcalde-poeta busca reescribir las reglas de la política estatal y abrir paso a una nueva generación de liderazgo progresista en Nueva Jersey.

Fuente: La Nación

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