Por Andrés Elías
El gran éxito de haber conquistado dos Copas de Europa en solo tres años, después de 32 años sin títulos, empujó a Lorenzo Sanz a adelantar las elecciones presidenciales. Aunque su mandato no terminaba hasta octubre de 2001, decidió jugársela antes, buscando asegurar su puesto para las celebraciones del Centenario del Real Madrid en 2002.
Todo pasó al día siguiente de levantar la Octava, en un desayuno en RTVE el 2 de julio de 2000. A todos tomó por sorpresa, menos quizá a Florentino Pérez, que ya venía planeando su salto a la escena electoral.
Finalmente, el 5 de julio la Junta Electoral fijó el 16 de ese mes para las elecciones. Las urnas estarían abiertas entre las 9 de la mañana y las 9 de la noche en el Pabellón Multiusos de la Ciudad Deportiva. Todos los socios mayores de edad con al menos un año de antigüedad —unos cincuenta mil— tendrían la oportunidad de votar.
El 5 de julio, todo estalló cuando el periodista Julián Redondo soltó la noticia bomba: si Florentino ganaba las elecciones del Real Madrid, Luis Figo, estrella del Barcelona, vestiría la camiseta blanca. José Ramón de la Morena, que tenía la mayor audiencia en ese momento, lo confirmó en la Cadena Ser, mencionando que ya se habían pagado los 72 millones de euros de la cláusula de Figo.
El agente de Figo, José Veiga, dijo: "Florentino es un tipo serio y decidido. Tiene un proyecto deportivo impresionante. No puedo dar más detalles. Desde Barcelona me pidieron desmentirlo, pero no lo haré". Mientras tanto, Figo, desde Cerdeña, solo pudo decir: "No puedo hablar ahora".
Sanz, presidente del Real Madrid, se enteró durante la boda de su hija con Míchel Salgado. La noticia cayó como un balde de agua fría, y reaccionó rápido: "Ni loco pagaría esa cantidad por él. No me lo creo. Están intentando engañar al socio. Es parte de su campaña".
El impacto fue tan grande que todos los medios se volcaron a cubrir el caso de Figo. El 9 de julio, en la portada del diario Sport, Figo desmintió todo: "Quiero tranquilizar a los aficionados del Barcelona. Siempre les he tenido cariño… No he firmado nada con Florentino. No estoy tan loco".
La situación puso tan nervioso a Sanz, que envió un VHS a todos los socios con imágenes de Figo cantando: "blancos, llorones, saludad a los campeones". Esta movida desesperada fue la que terminó hundiéndolo.
Al final, Florentino ganó las elecciones. El 16 de julio, 13.734 socios votaron presencialmente y 19.380 lo hicieron por correo, con un total de 33.116 votos frente a un censo de 50.795 socios.
Sanz sumó 13.302 votos a su favor, mientras su rival alcanzó los 16.469, sellando una victoria contundente. Además, se anularon 2.796 votos enviados por correo, 344 fueron invalidados en las mesas, y 205 en blanco. El recuento concluyó a las 10:30 de la mañana.
Florentino Pérez se convirtió en el nuevo presidente del Real Madrid, y el 24 de julio Figo ya estaba firmando su contrato en la casa blanca, con la camiseta del club entregada por Di Stéfano y Florentino. “Lo siento por los culés, pero la directiva del Barça me lo puso fácil. Quiero ser tan feliz en el Madrid como lo fui en Barcelona. La decisión fue complicada, pero al final tuve que pensar en mí… Soy un hombre de palabra”, dijo Figo. El traspaso del portugués fue de 72 millones de euros, más 6 millones adicionales en comisiones.
¿Cuáles fueron las claves de la victoria de Florentino?
Florentino Pérez no solo ganó las elecciones del Real Madrid por su promesa de fichar a Figo, sino porque entendió el momento exacto en el que el humor social de los socios estaba listo para recibir esa idea. Las elecciones no se ganan solo con propuestas, sino con la capacidad de adaptarse a una narrativa que ya está viva en la mente del electorado.
Lo esencial de cualquier elección es saber interpretar lo que ya está presente en el ambiente: las tensiones, deseos y frustraciones colectivas. En ese sentido, Florentino no inventó la rivalidad con el Barcelona, pero la potenció y la utilizó a su favor. Cuando envió el VHS a los socios, el mensaje que contenía no solo prometía un gran fichaje, prometía algo mucho más visceral: humillar al eterno rival. La narrativa que ofrecía conectaba directamente con el orgullo y las emociones de los aficionados, que ya venían sintiéndose desvalorizados por los éxitos del Barça en esos años.
En toda campaña, ya sea deportiva o política, la clave está en detectar esa corriente emocional preexistente. Las ideas para ganar o perder ya están allí, en el ambiente, en las conversaciones cotidianas, en los bares, en las redes sociales. Lo que hace la diferencia es la capacidad de un candidato o líder para identificar esa narrativa dominante y posicionarse en ella como la respuesta lógica, como el único que puede darle sentido o dirección a esa emoción colectiva.
Para Florentino, la narrativa dominante fue sencilla: el Real Madrid necesitaba volver a ser el club que dominaba, que imponía respeto. Y eso solo podía lograrse quitándole al Barcelona su mayor estrella, Figo. El mensaje era claro: no era solo un fichaje, era una declaración de poder.
Las elecciones se ganan no solo con promesas, sino con una profunda sintonía con el humor social. Si entiendes lo que ya está en el aire, no necesitas cambiar la conversación, solo alinearte con lo que la gente ya está esperando escuchar. Florentino ganó porque supo escuchar el clamor del Madridismo y lo convirtió en una oferta concreta que resonó con el deseo colectivo de revancha y orgullo.