El Salvador ha cambiado, una sociedad que ahora exige nuevas y mejores formas de comunicación política, comunicación digital y narrativas sorprendentes para ser "atractivas", esto último es el reto de muchos, más de oposición, este reto se vuelve mucho más amplio para sectores sociales y se convierte en una carrera que algunos no han comenzado comer, años de atrasos en comunicación digital y mucha dificultad para entender el rol de la nueva comunicación política. Muchos sectores de oposición han caldo en la irrelevancia y lo peor de todo es no ser escuchado por la audiencia que nunca se dedicaron a construir, la irrelevancia puede ser muy cómoda para quienes están acostumbrados a escucharse entre pocos y no dan el paso adelante para transformar. Si no tenemos audiencias el reto para que alguien los escuche se vuelve difícil de comprobar.
Hoy El Salvador se ha convertido en el polo de la visualización, de contenidos atrevidos, experimentales y altamente emocionales venga de donde venga. Hacemos eventos memorables, difundimos través de terceros creíbles, comunicamos el sentir de la gente, generan narrativas por sector. Todo esto se ha convertido en la nueva imagen de un país que día a día nos cuenta una historia esto es lo que percibimos, el gran peligro que se acerca es la neutralización de la información en medios de comunicación masiva en general, la gente poco a poco consume más información hasta que esta misma no genera un cambio de percepción real, puede pensarse que marcas comerciales mensajes politicos y la comunicación social no puede ser efectiva si en su fórmula comunicacional no se incluye un aspecto emocional, novelesco y romántico.
Una nueva era comenzó hace un par de años en El Salvador, esta era fue marcada por grandes acontecimientos en en el sistema político, electoral, jurídico, económico, entre otros que apuntó y trazó el camino a un nuevo modelo de gobernanza y dictó las nuevas reglas y funciones para cada rol social, un cambio que algunos lo percibimos y otros se resistieron a cambiarlas en este pequeño país. No se trata de cambiar el objetivo o la esencia de cualquier lucha social, se trata de hacer lo mismo con nuevas reglas y sobre todo con nuevos modelos que permitan una apertura conjunta, participativa, ciudadana y con un nuevo enfoque, incluso en la comunicación política. Ser parte de un proceso de construcción de nueva visión en ningún momento sugiere olvidar las causas pasadas o que aún no se han resuelto, ansiosas de conclusiones reales y justas, sino más bien significa entender que existe un nuevo poder que ha llegado para quedarse, que dicta una nueva manera de hacer las cosas y que cuenta con distintos caminos de solución para la rápida ejecución. Ejemplo de esto ütimo son las redes sociales, la alta difusión y propagación ya sugiere una respuesta rápida demostrando una vez más que la realidad es el fin de cualquier desinformación y que las respuestas a los acontecimientos inoportunos pueden ser solucionados mediante un proceso viral en redes sociales e internet y no mediante los procesos o caminos ya antes conocidos.
Los eventos memorables, las historias bien contadas y los ecosistemas de información vibrante ya no son son acciones que se hacen por separado, todo esto debe de obedecer a una sola táctica como un solo sistema que tiene como canal de difusión las redes sociales y acciones territoriales.
No trato de sobreponer una acción como buena o mala, sino se trata de identificar cuáles son algunos posibles caminos. Otro ejemplo puede ser abandonar espacios altamente señalados, espinosos o con antecedentes de desgaste, el objetivo de toda campaña de erosión es generar duda y llegar hasta la irrelevancia, pensar que se es relevante escuchando siempre a otros pocos que piensan lo mismo no confirma nada más un carisma de inefectividad. Que las acciones o incidencias pasen desapercibidas no ofrece un resultado tan tangible como el de ser amado o ser abucheado, son resultados que se ven, el peor error es conformamos con no tener resultados, con la no reacción, con la no acción.
Las pasadas elecciones desnudaron la hipótesis que una idea cuando avanza solo con recurso al. quedarse sin los mismos pudo siempre ser una mala idea, lo mismo pasa con los nichos de mensajes, de propuesta y de estrategias en comunicación política que resultaron no ser políticas ni p ni pasionales, sino más bien estrategias de contención con toques de humor. Estamos frente a una nueva presencia de marca más de estilo, más clásico y presentable y también con símbolos que incitan a entender el crecimiento. Seguir con el viejo modelo de señalar y desgastar demuestra una vez más que se encuentra años atrás en entender las nuevas formas de hacer incidencia o de entender la comunicación digital- política.
Jamás se regresará a los modelos anteriores, porque nosotros y la gente, conoce las nuevas formas de hacer las cosas y si ya pasó por nosotros, algo cambió y quedará en nuestro pensar reparar algunas torceduras en el ministerio público o simplemente hacerlo más democrático y transparente. No podemos seguir apostando a proyectos que parecieran que buscan impactar en un El Salvador paralelo desde una vida de privilegios y desconexión con la realidad, imaginario y con sueños de pesadillas, sino entender las nuevas reglas de trabajo en conjunto y avanzar. El poder siempre al caminar va dejando parte de si hasta el desgaste y puede que estemos un punto simplemente de una espera con acciones pero siempre en modo espera. El peor error y lo que se sique viendo es que desde unos pocos se realizan zancadillas cuando entre el afán del invento y la búsqueda de participación a niveles de micro poder se ignora las verdaderas grietas o acontecimientos que sí pueden cambiar el modelo actual, 'el pueblo sana al pueblo. Pero al no tener guías con mente clara tendremos siempre heridas viejas o nuevas sin sanar. Esto nada más es una reflexión con algunos años de experiencia, sugerencias sinceras y puntos de mejora que pueden ser tomados en cuenta, demostremos que también podemos evolucionar, cambiar y mejorar, demuéstrenos con ejemplos que también podemos "romper el molde".