Claudia Sheinbaum se une a la lista de presidentas en América Latina mientras Kamala Harris se asoma en el horizonte

 
Internacional

Vestida de blanco y a bordo de una camioneta descapotable, Violeta Barrios de Chamorro hizo su entrada triunfal al viejo Estadio Nacional, donde una multitud vitoreante agita banderas blanquiazules. Era el 25 de abril de 1990, y el entonces presidente, Daniel Ortega, le impuso la banda presidencial con una calma que sorprendió a muchos, dada la revolución armada que había precedido su ascenso. Barrios de Chamorro ganó las elecciones con un abrumador 54% de los votos, convirtiéndose en la primera mujer en América Latina en ser electa presidentas por sufragio popular, un hito en la historia política de la región.

Antes de ella, hubo mujeres que ocuparon cargos de liderazgo, pero ninguna alcanzó la presidencia mediante el voto mayoritario. La argentina María Estela Martínez de Perón, por ejemplo, asumió el poder tras la muerte de su esposo, Juan Domingo Perón, pero su mandato fue breve. Otras líderes, como las presidentas haitianas y la ecuatoriana, también ocuparon el cargo de manera circunstancial, sin contar con el respaldo popular.

Barrios de Chamorro llegó a la presidencia en un momento en que Nicaragua necesitaba urgentemente una figura de reconciliación. A pesar de no tener una agenda explícita de género, fue vista como un símbolo de paz y cambio. Sin embargo, su victoria no marcó el inicio inmediato de una ola de presidentas en la región; de hecho, tardarían casi una década más en surgir nuevas líderes.

La siguiente en liderar fue Mireya Moscoso, quien asumió la presidencia en Panamá en 1999. A pesar de ser la primera mujer en gobernar su país, no tuvo acompañantes femeninas en el cargo en otras naciones durante su mandato.

El cambio significativo llegó en 2006 con Michelle Bachelet en Chile, quien se convirtió en la primera mujer en liderar ese país. Su trayectoria estuvo marcada por la resistencia a la dictadura de Pinochet, y su ascenso al poder fue visto como un avance significativo para las mujeres en la política.

El auge de las presidentas se consolidó en 2014, cuando cuatro naciones de América Latina estaban gobernadas por mujeres: Argentina, Brasil, Chile y Costa Rica. Sin embargo, este período de bonanza se desvaneció rápidamente, y para 2019 no quedaba ninguna mujer en la presidencia.

Después de una sequía de liderazgos femeninos, Xiomara Castro rompió el silencio en 2022 al convertirse en presidenta de Honduras. Su elección fue un hito importante, dada la historia de golpes de Estado y el intervencionismo estadounidense en su país.

A fines de 2023, un fenómeno inesperado ocurrió en México: tanto el oficialismo como la oposición eligieron a mujeres como candidatas presidenciales. Claudia Sheinbaum, quien se convirtió en la novena presidenta de América Latina elegida por voto popular, emergió como la figura más destacada, recibiendo el 60% de los votos.

Con el ascenso de Claudia Sheinbaum, se inscribe en la historia de las presidentas latinoamericanas, una lista que incluye a mujeres que han enfrentado dictaduras y han superado el machismo imperante en sus países. Además, su elección abre un nuevo capítulo en la política regional, donde se vislumbra la figura de Kamala Harris en Estados Unidos, quien también ha sido una referente en la lucha por la igualdad de género en el ámbito político.

El panorama actual no solo resalta el empoderamiento de las mujeres en América Latina, sino que también plantea la posibilidad de una mayor colaboración y solidaridad entre líderes femeninas en la región y el mundo, en un momento en que las luchas por la justicia y la equidad son más cruciales que nunca.

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