Bites
Las masivas protestas lideradas por la oposición venezolana en contra de los resultados electorales anunciados por el régimen autoritario de Nicolás Maduro —y que la oposición ha demostrado como fraudulentos— han desencadenado una crisis que recuerda a la vivida en Nicaragua en 2018. Las similitudes en la respuesta estatal de ambos países son notables.
Venezuela y Nicaragua, al igual que Cuba, han sido frecuentemente comparadas por sus modelos autoritarios. No sorprende, por tanto, que las técnicas empleadas para sofocar las protestas sean, si no idénticas, muy similares.
Juan Sebastián Chamorro, exaspirante presidencial nicaragüense y posteriormente preso político, expresó su preocupación: “Ver las imágenes de Venezuela en julio de 2024 es como revivir abril de 2018 en Nicaragua.”
Samantha Jirón, excarcelada política y joven activista, también reflexionó sobre la situación en Venezuela. “Lo que está ocurriendo en Venezuela me trae recuerdos de la represión en Nicaragua en 2018. Nos llena de indignación y nostalgia, pero también de esperanza de que pueda surgir un cambio”, comentó.
Masivas Protestas y Brutal Represión
Las reformas al Seguro Social y la ineficacia de la dictadura Ortega-Murillo frente a un devastador incendio en la Reserva Natural Indio Maíz provocaron una oleada de protestas en Nicaragua en abril de 2018. Desde el 18 de abril, la represión se intensificó cuando los antimotines y paramilitares se enfrentaron a estudiantes y ancianos que protestaban contra las reformas.
Las protestas rápidamente se transformaron en un llamado a cambiar de gobierno, con una represión brutal que resultó en la muerte de 355 nicaragüenses, cientos de detenciones y un éxodo masivo.
En Venezuela, las elecciones presidenciales del 28 de julio resultaron en la reelección de Nicolás Maduro, según el Consejo Nacional Electoral (CNE) controlado por el chavismo. La oposición, liderada por María Corina Machado y Edmundo González, demostró el fraude electoral con pruebas abrumadoras, pero el CNE declaró a Maduro vencedor, desatando una ola de protestas.
Los venezolanos comenzaron con cacerolazos y destrucción de estatuas de Hugo Chávez antes de salir masivamente a las calles para manifestarse. La concentración del 31 de julio, organizada por Machado y González, evidenció un rechazo generalizado a la administración de Maduro.
Similitudes en la Protesta: Derribando Símbolos
Durante las protestas en Nicaragua en 2018, los manifestantes derribaron “árboles de la vida”, estructuras metálicas impuestas por el régimen de Rosario Murillo. En Venezuela, la reciente ola de protestas también incluyó la caída de estatuas de Chávez, símbolo del poder autoritario. Las multitudes en Venezuela, al igual que en Nicaragua, centraron su ira en los símbolos del régimen.
Oscar René Vargas, sociólogo nicaragüense, comentó: “El derribo de símbolos autoritarios es una forma de rechazo popular. En Nicaragua, los ‘árboles de la vida’ fueron destruidos como símbolo del descontento, y ahora en Venezuela vemos un patrón similar con las estatuas de Chávez.”
Fuerzas Paraestatales y Represión
En Nicaragua, Ortega utilizó paramilitares para reprimir las protestas, a menudo con más poder que la policía. En Venezuela, los "colectivos" motorizados del régimen chavista han sido empleados para intimidar a los manifestantes y controlar los centros de votación.
Detenciones Arbitrarias
En Nicaragua, las detenciones arbitrarias durante las protestas llevaron a la encarcelación de miles, con más de 140 prisioneros políticos actuales. En Venezuela, se han registrado al menos 672 detenciones tras las recientes manifestaciones, con informes de búsqueda de testigos electorales.
Oscar René Vargas subrayó que tanto en Nicaragua como en Venezuela, la represión y el fraude electoral tienen el mismo objetivo: mantener el poder autoritario. “La represión que Maduro aplica en Venezuela es la misma que Ortega implementó en Nicaragua. La lógica de ‘vamos con todo’ para reprimir es la misma”, concluyó Vargas.
Fuente: La Prensa