Desafíos políticos en la región: ¿Qué significa ser un 'outsider' en la política latinoamericana?


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Fragmentación política, fin de la hegemonía de los partidos tradicionales, encuestas que no logran anticipar resultados y surgimiento de outsiders con una fuerza sorprendente y, en algunos casos, líderes claramente antisistema. Estos fenómenos se están repitiendo con cada vez más frecuencia en la política del continente, obligando a académicos, especialistas en campañas electorales y estrategas a repensar la dinámica política en esta parte del mundo. Ha pasado en Brasil, Argentina, Chile, Ecuador, Guatemala, Colombia y, obviamente, en Estados Unidos, donde muchos apuestan al regreso, en 2024, del republicano Donald Trump, un outsider y antisistema por excelencia.

Cada país tiene sus peculiaridades. En las recientes elecciones en Ecuador y Guatemala hubo sorpresas, pero los más votados no son considerados antisistema por estrategas políticos como el brasileño Renato Pereira, quien trabajó en campañas en Argentina y Venezuela, además de Brasil.

Según Pereira, el presidente electo de Guatemala, Bernardo Arévalo, y el segundo candidato más votado en la primera vuelta en Ecuador, Daniel Noboa, no son antisistema, pero sí cuestionan a los partidos que pretenden ser hegemónicos en sus países, como es el caso del movimiento liderado desde Bélgica por el expresidente ecuatoriano Rafael Correa (2007-2017).

El presidente electo de Guatemala, Bernardo Arévalo.

“Ambos son outsiders, pero no quieren tirar abajo el sistema, como sí quisieron Jair Bolsonaro y Trump. En el caso de Arévalo, lo que predomina es un discurso anticorrupción”, explicó Pereira, quien trabajó con el venezolano Henrique Capriles, a quien aún asesora.

“El mundo cambió, nuestra región también. Hay dilemas nuevos, problemas nuevos y clases sociales nuevas. Y quien consigue ver esto y capturar esa rebeldía, como hace Javier Milei en Argentina, gana. La rebeldía ya fue de izquierda, pero hoy es de derecha, y muchas veces, de una derecha radical”, subraya Pereira.

Según el especialista brasileño, “la izquierda no está logrando entender a esta nueva platea, porque insiste con un lenguaje que no es comprensible para los nuevos electores. La derecha, por su parte, habla de una manera más simple, que todos entienden. Bolsonaro, Trump y Milei les dieron voz a los que llamo precarizados, personas marginalizadas de la sociedad y del sistema. No necesariamente pobres”.

Lo preocupante, alerta el estratega brasileño, es que tanto el expresidente de Brasil como el magnate republicano intentaron, con una osadía que hizo temblar a ambos países, “tirar abajo el sistema”. “Los dos tienen en común un estilo agresivo y la falta de límites. Y esa bronca que expresan moviliza a sus electores”. (Una falta de límites que convirtió a Trump en el primer expresidente de Estados Unidos imputado de la historia, por cargos relacionados con su intento por interferir en el proceso electoral de 2020, entre otras acusaciones).

El caso ecuatoriano

En Ecuador, el candidato más antisistema era el joven Jan Topic, apodado el Rambo ecuatoriano, y también comparado con el salvadoreño Nayib Bukele por sus propuestas de mano dura en materia de seguridad, pero no llegó a la segunda vuelta. Noboa, la novedad del momento, fue miembro de la Asamblea Legislativa ecuatoriana y es hijo del empresario Álvaro Noboa, que fue cinco veces candidato a la presidencia. Aun así, es visto como un outsider por especialistas como Pereira, dada su corta trayectoria política, su juventud y su rápido crecimiento electoral. Noboa captó el voto de los jóvenes, que representan el 25 por ciento de los electores del país, profundamente decepcionados con los partidos tradicionales.

Mario Riorda, director de la Maestría en Comunicación Política de la Universidad Austral y presidente de la Asociación Latinoamericana de Investigadores en Campañas Electorales, dice que no observa una tendencia unificada, pero subraya que “lo que sí vemos en muchos países son procesos radicalizados, intensos, en los cuales el peso relativo de las estructuras partidarias tradicionales es bajo. En resumen, observo una hiperradicalización de hiperpersonalismos hiperideologizados”, señaló. Y añade, en los casos de Brasil, Chile, Argentina y Estados Unidos vuelven a aparecer términos como comunismo y fascismo, retrotrayendo la política de esos países a épocas del pasado.

Sobre el caso específico de América Latina, destaca: “Está predominando la lógica de ensayo y error, porque, además, casi todos los que ganan encabezan procesos precarios, con pérdidas de popularidad muy rápidas. Hay un rompimiento de los sistemas de partidos, lo que nos va a llevar a épocas de más inestabilidad y vértigo. Estamos en una montaña rusa”.

Siempre la democracia

El historiador argentino Federico Finchelstein, profesor de la universidad The New School, en Nueva York, trabaja en un nuevo libro donde aborda la temática de los líderes que juegan dentro de la democracia, pero “son dirigentes que no valoran la democracia”.

“En Brasil y EE. UU. –dice– hubo intentos de derribar las democracias, y lo que preocupa es que este nuevo populismo de extrema derecha camine en esa dirección. Ellos crecen por la incapacidad de los políticos tradicionales de dar respuestas a las sociedades”.

Para el historiador, el futuro dependerá de la capacidad de cada país de defenderse de ataques como los que ocurrieron en Brasil y EE. UU. “Existe una crisis de representación, y de esa crisis surgen estos personajes que manipulan y se aprovechan del caos. Hacen promesas atractivas y hay un culto mesiánico a estos líderes”, amplía. (Tema que también aplica para los populismos de izquierda, como lo demuestra el caso del chavismo en Venezuela).

Pese a todo lo anterior, el académico recuerda que en la historia mundial siempre ha habido ataques a la democracia y que la democracia siempre resurgió como el mejor sistema político. El ejemplo de Brasil es, en este caso, el más claro. Después de los permanentes ataques de Bolsonaro al sistema democrático y electoral del país, el presidente Luiz Inácio Lula da Silva recibió apoyos inesperados en la campaña del 2022, ante la amenaza de un segundo mandato del polémico exmandatario.

Bolsonaro

Los violentos episodios del 8 de enero, día en el que seguidores de Bolsonaro invadieron las sedes de los tres poderes en Brasilia, confirmaron que los riesgos que corría la democracia brasileña eran reales. El Supremo Tribunal Federal condenó al expresidente por sus ataques al sistema electoral, y le prohibió volver a disputar elecciones para ocupar cargos públicos.

Bolsonaro está fuera del juego, no así el bolsonarismo. “En Brasil hubo una reacción clara de las élites y del establishment político, que entendió que Lula era el único capaz de derrotar a Bolsonaro”, dijo Pereira. En Estados Unidos, por otro lado, el gobierno de Joe Biden fue electo con el apoyo de una amplia coalición demócrata, pero ahora enfrenta, nuevamente, el desafío que supondría un regreso de Trump al poder.

Hoy los ojos están puestos en Ecuador y en Argentina, pero todo indica que los outsiders seguirán proliferando, y “en casos extremos (outsiders antisistema), hay solamente dos posibilidades: la ruptura del sistema político, o un gran pacto nacional para contener a los líderes antisistema”, concluye Pereira.

Fuente: El Tiempo

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