Brecha Digital | Edurne Ochoa



Columna

Erradicación de los sesgos de género en el uso de las Tecnologías de la información y Comunicación (TIC) El Objetivo de Desarrollo Sustentable número 5 dice a la letra: "Lograr la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres y las niñas". En tal sentido, la construcción de un mundo próspero y sostenible debe realizarse basado en el reconocimiento de la igualdad de género como un derecho humano fundamental, y si bien se han alcanzado algunos avances durante las recientes décadas, todavía existen diversas dificultades que deben ser combatidas para el logro de este Objetivo.

En este orden de ideas se debe reconocer las enormes brechas aún pendientes de eliminar siendo una de ellas la digital, que se refiere a las desigualdades entre aquellas mujeres y hombres que por su contexto social, económico o cultural presentan en el uso, movilización, acceso a las tecnologías de la información y comunicación. Por supuesto que es de destacar que si bien existe un sesgo de acceso a las TIC entre mujeres y hombres por las diferencias estructurales y económicas que existen entre ambos, esta brecha ha sido cada vez más angosta en su alcance pero más amplia en su representatividad. Si bien recientemente tanto mujeres como hombres podrían acceder de forma casi igualitaria a dispositivos digitales la apropiación cultural que esta representa ha sido cada vez más desigual. Ante ello, debemos entender que la brecha digital está presente en tres niveles: acceso, uso y apropiación, respecto de lo cual, diversas investigaciones como las de Crovi (2008), Andrés (2014) y Alva de la Selva (2015) han identificado las siguientes dimensiones para su abordaje: Tecnológica: se define en función de la provisión de infraestructura; Socioeconómica: se explica a partir de las condiciones económicas para acceder y usar las TIC; Sociocultural: hace referencia a un conjunto de procesos que están implicados en el uso, socialización y significados de las tecnologías en diversos grupos sociales.

Así mismo se encuentran también otras dimensiones que es importante tener en consideración, como: Subjetivo individual: se relaciona con las actividades que realizan las personas en su interacción con las TIC, para que las utilizan y cuan creativo es su uso.; Praxiológica: se manifiesta en la práctica, es decir, las y los individuos no solo tienen acceso a ellas, sino que además cuentan con habilidades digitales para usarlas y llegan a ser importantes para sus actividades cotidianas que pasan a formar parte de sus prácticas sociales.; Axiológica: se reconoce los valores implícitos que se le otorgan a los usos, la importancia del contexto en el que se inscriben las TIC; y Política: analiza las políticas públicas que promueven la generación, acceso, uso y apropiación de las TIC en contextos sociales y culturales.

La era de la informática y las telecomunicaciones es considerada como el quinto paradigma tecno económico que ha cambiado el rumbo de la humanidad, entonces no se puede desligar a las TIC del desarrollo social, económico y cultural y por ende la participación de la mujer en el desarrollo de tecnologías y su representatividad en las ciencias que estas abarcan desde hardware hasta aplicaciones se debe involucrar a las mujeres de la misma forma en que se involucra a los hombres quitando de estas áreas los estigmas de género que tradicionalmente se le han impuesto.

Al respecto, Cecilia Castaño (2008) dice que la brecha de género está relacionada con el dominio masculino de las áreas estratégicas de la educación, la investigación y el empleo relacionado con las ciencias de la ingeniería y las TIC , lo que subraya la importancia de incorporar a las mujeres en el sector. Actualmente estamos frente a un panorama en el que se pierde gente a lo largo de un embudo dentro de la vida formativa y profesional de las mujeres en el campo tecnológico, además, conforme la carrera de las mujeres avanza y la especialización, también aumentan las ocasiones en que las mujeres abandonan haciéndose su presencia cada vez menor. De esta forma, cada vez se matriculan más mujeres en las universidades, es evidente que existe todavía un sesgo de género en relación con los estudios por los que se opta, por lo que es importante saber que de hecho la disminución de la presencia de mujeres en las carreras tecnológicas no es un tema que se desconozca o no se haya tratado, ya que hay decenas de estrategias de intervención para tratar de combatir dicho ausentismo, y en general existen diversos trabajos académicos que han intentado responder la incógnita al aparentemente nulo funcionamiento de dichas estrategias. Dentro de las respuestas más recurrentes a la pregunta ¿por qué hay tan pocas mujeres en las TICs? Se encuentran: la falta de modelos femeninos de referencia en el ámbito; los estereotipos masculinos y generalmente negativos asociados a la informática; y las dificultades y la hostilidad del ambiente académico y laboral en el campo de las TIC para las mujeres.

Estudios como el de Meelissen and Drent (2008) señalan que las mujeres jóvenes sistemáticamente infravaloran sus habilidades tecnológicas respecto a las que realmente son sumado a una menor confianza respecto a los hombres además de una ansiedad relacionada a los ordenadores, desincentivando su formación respecto del uso experto limitando su perspectiva de ingreso a la formación superior generando un aumento de la brecha digital.

Otro aspecto en el que se observa diferencia en cuanto al sexo, es el uso de los videojuegos los cuales son herramientas potencialmente útiles respecto a la alfabetización digital aumentando la motivación de las mujeres y ayudando a explorar sus capacidades comunicativas, lúdicas y creativas. Es importante considerar la socialización del género como la principal barrera que dificulta el interés de las mujeres en las TIC, haciendo hincapié en que el problema a enfrentar es el simbolismo masculino, por lo que se debe indagar la forma de revertirlo, generando campañas más eficaces para que la igualdad en las carreras tecnológicas sea más sustantiva. Los estudios que se han realizado hasta el momento abordan la segregación de mujeres en el sector y cómo se relacionan con sus actitudes y el desarrollo de habilidades hacia ellas, sin embargo, es necesario abordar al género no como variable ya dada para disgregar datos sino como la construcción psicológica y socio cultural de las características consideradas como masculinas o femeninas. La conjunción de lo expuesto como análisis y expectativa de los avances sustanciales para las mujeres debe tener el enfoque al desarrollo, crecimiento, profesionalización y promoción de liderazgo de forma progresiva en la transición que se está viviendo, con la finalidad de encaminar a línea de trabajo a generar mejores condiciones de vida que solucionen problemáticas actuales en la educación, la información, el combate a la violencia de género, el acceso a servicios básicos o especializados, la asesoría jurídica, entre otros para niñas y mujeres.


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