La tecnología de Pixar que terminó impulsando drones militares de alta precisión

La tecnología de Pixar que terminó impulsando drones militares de alta precisión

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La tecnología que impulsó algunas de las películas más emblemáticas de Pixar terminó convirtiéndose en un activo estratégico para el desarrollo de drones militares de última generación. Los sistemas de renderizado 3D que dieron vida a Toy Story o Buscando a Nemo también han sido clave para dotar a aeronaves no tripuladas de mayor precisión, capacidad de reconocimiento y letalidad en conflictos como los de Gaza o Ucrania.

El software RenderMan, desarrollado por Pixar y estrenado de forma masiva en 1995 con Toy Story, revolucionó la animación digital al ofrecer una representación más fiel de luces, texturas y materiales. Esta tecnología, nacida en la Universidad de Utah gracias a la investigación de Ed Catmull —fundador de Pixar y posteriormente galardonado con un Óscar y un Premio Turing— fue financiada en sus inicios por la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzados de Defensa (DARPA), el brazo tecnológico del Pentágono.

La contribución del científico vietnamita Bùi Tường Phong —también vinculado a proyectos financiados por el Departamento de Defensa— marcó un antes y un después. Sus algoritmos de iluminación y sombreado, esenciales en la animación digital, se incorporaron a simuladores de vuelo militares en los años ochenta y más tarde sirvieron de base para los sistemas de modelado 3D que emplean los drones actuales.

Hoy, esas herramientas permiten a los drones “ver” y reconstruir su entorno mediante mapas tridimensionales de alta precisión. Para operar sin piloto, estos equipos deben identificar objetos en tiempo real: distinguir un vehículo civil de un tanque, reconocer figuras humanas o determinar si un movimiento corresponde a un combatiente o a un menor. RenderMan y sus derivados hacen posible esa capacidad avanzada de comprensión espacial.

Expertos en ética tecnológica advierten que estos sistemas trasladan al terreno militar una tecnología originalmente diseñada para fines creativos. Hollywood y el Pentágono mantienen vínculos históricos que, según académicos de universidades como Berkeley o Stanford, han favorecido una transferencia de innovación desde la industria del entretenimiento hacia la defensa.

Para profesionales de la animación, esta convergencia es inquietante. La directora canadiense Samantha Youssef sostiene que la sofisticación lograda en el cine por ordenador ha terminado perfeccionando la robótica militar. Argumenta que herramientas como RenderMan enseñaron a los sistemas informáticos a entender profundidad, movimiento y navegación, habilidades que ahora potencian la precisión de los drones armados.

La polémica se intensifica a la luz de informes en zonas de conflicto. Organismos internacionales y médicos desplegados en Gaza han documentado el uso de drones capaces de realizar disparos selectivos a larga distancia, con víctimas infantiles entre los casos reportados. Investigaciones forenses sugieren que esas ejecuciones son compatibles con la tecnología que emplean los modelos de drones de altas prestaciones.

La intersección entre cine, tecnología y defensa vuelve a estar bajo escrutinio: una innovación concebida para contar historias animadas terminó fortaleciendo un ecosistema bélico cada vez más dependiente de la inteligencia artificial y del modelado 3D.

Fuente: El País 

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