¿Y si en 2027 nadie cree en nadie?

 

¿Y si en 2027 nadie cree en nadie?

Por Christian Olalde

Ya que estamos recuperando la inspiración para escribir, vale la pena hacernos una pregunta incómoda: ¿y si en 2027 nadie cree en nadie? Ni en el gobierno, ni en la oposición, ni en los programas, ni en las propuestas. Hemos llegado a un punto donde, aunque algo sea cierto, aunque esté bien hecho o tenga resultados reales, la desconfianza lo ensucia todo.

Porque cuando durante años se juega con la esperanza de la gente, cuando se promete sin cumplir, cuando todo se convierte en pleito… hasta la verdad suena falsa. La gente está cansada, está herida, y por eso prefiere dudar antes que volver a decepcionarse. Y ese, quizá, es uno de los peores síntomas de esta crisis política.

Por eso escribo esto: porque lo que viene en 2027 no es solo una elección más, es una prueba de credibilidad para todos.

Un país que ya no es el mismo

El camino hacia las elecciones del 2027 ya comenzó. En las mesas de estrategia, en los pasillos de los partidos y en el ánimo social se percibe algo distinto. México ya no es el mismo, y su electorado tampoco. Las campañas enfrentarán un entorno más desafiante, menos predecible y con una ciudadanía mucho más exigente. El voto fácil se acabó. La popularidad no se transfiere. La gente quiere propuestas, resultados y perfiles que inspiren confianza.

Gobiernos que deberán responder con resultados, no con promesas

Los gobiernos en funciones tendrán que entender que la defensa de su gestión ya no puede basarse en giras ni en propaganda institucional. Gobernar no es solo ejecutar programas ni inaugurar obras. La verdadera evaluación está en el día a día de la gente, en la calidad de vida que percibe, en la respuesta que recibe cuando tiene una necesidad. El desgaste del poder es real y la ciudadanía ya no regala su voto por lealtad o tradición.

Una oposición que no puede seguir improvisando

La oposición tiene frente a sí una oportunidad y una obligación. No basta con señalar lo que está mal. Es tiempo de plantear rutas claras, liderazgos preparados y propuestas con viabilidad. La crítica vacía ya no emociona. La gente busca alternativas creíbles, no solo discursos de contraste. En 2027, la oposición que no se prepare para gobernar, difícilmente podrá convencer para ganar.

El hartazgo ciudadano con la polarización

Durante años, la polarización sirvió para movilizar emociones y reforzar identidades políticas. Pero en 2025 ya empezamos a ver el agotamiento social frente a esta dinámica. El discurso del “ellos contra nosotros” comienza a cansar más de lo que entusiasma. El México de hoy necesita reconciliación, no más guerra. Necesita propuestas comunes para problemas compartidos. Quienes insistan en dividir, corren el riesgo de quedar fuera de la conversación pública.

Un votante más libre, más crítico y menos manipulable

La ciudadanía ha cambiado. Ya no hay votos seguros ni electores cautivos. La gente vota con el estómago, pero también con la razón. Vota por personas, por causas, por emociones, por coherencia. Las campañas tendrán que reconectar con el sentir de la gente, dejar la simulación de cercanía y recuperar el contacto auténtico. Las redes sociales seguirán siendo clave, pero no como espectáculo, sino como espacio para construir comunidad y credibilidad.

La comunicación política necesita madurar

Ya no se trata de gritar más fuerte ni de llenar las calles de espectaculares. Hoy se trata de conectar con el ciudadano desde la empatía, la claridad y la verdad. El storytelling vacío ya no convence. La gente quiere saber qué propones, cómo lo harás y por qué eres tú la persona indicada. Las campañas deben dejar de tratar al electorado como consumidor y comenzar a tratarlo como ciudadano.

Un llamado a la política con propósito

Lo que viene no será fácil. Pero tampoco será imposible si entendemos que México necesita una nueva forma de hacer política. Las campañas del 2027 no pueden seguir siendo concursos de popularidad ni ejercicios de marketing sin contenido. Necesitamos propuestas de largo plazo, liderazgos honestos y estrategias centradas en el bienestar colectivo. El país no está para simulaciones. Está para decisiones valientes.

O evolucionamos… o repetimos errores

El 2027 marcará un parteaguas. Será el momento de saber si aprendimos de los excesos del pasado o si estamos condenados a repetirlos. Los partidos y los candidatos tienen la oportunidad de corregir el rumbo, de volver a la calle, de mirar a los ojos y de recuperar el sentido más profundo de la política: servir. México no necesita campañas que ganen encuestas. Necesita campañas que estén listas para gobernar.

 


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