En plena mitad de legislatura, la dinámica política se asemeja a una etapa decisiva en una carrera ciclista: los actores comienzan a posicionarse estratégicamente para no perder protagonismo y marcar territorio. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, no es la excepción. Consciente del desgaste que generarán las tensiones entre sus aliados en los próximos dos años, Sánchez ya pone en marcha su carrera hacia 2027, con o sin aprobación de nuevos Presupuestos.
A pesar de la incapacidad para sumar apoyos suficientes para aprobar unas cuentas públicas desde 2023 —lo que ha obligado al Ejecutivo a prorrogar las vigentes de la legislatura pasada—, el presidente descarta adelantar comicios y apuesta a agotar mandato. En este contexto, Sánchez insiste en un mensaje optimista: “España vive una de las épocas de mayor prosperidad de su historia democrática”, afirmó en su reciente balance político, donde expuso una extensa batería de indicadores macroeconómicos favorables.
La fortaleza económica —reflejada en crecimiento, empleo e inversión extranjera— es el viento a favor en el que el Ejecutivo confía para mantener la estabilidad política y evitar la convocatoria anticipada de elecciones. Sin embargo, las fracturas internas generadas por las concesiones a los independentistas, la financiación especial a Cataluña y las recientes acusaciones de corrupción en el seno del PSOE generan un escenario complejo y fatigante para el gobierno.
Desde La Moncloa reconocen que los movimientos estratégicos comienzan a intensificarse. Los socios que sostienen al Gobierno intentarán distanciarse progresivamente, buscando capitalizar votos en la antesala de las elecciones. Sánchez anticipa esta realidad y ya ha expresado su disposición a presentar unos Presupuestos para 2026, aunque advierte que "queda mucho trabajo por hacer" y que la posibilidad de que no sean aprobados sigue latente.
La estrategia del Ejecutivo pasa por utilizar la presentación del proyecto presupuestario como una medida de presión y un ejercicio de transparencia para "retratar" a sus socios, señalando qué propuestas fueron aceptadas o rechazadas. Así, busca colocar sobre la mesa la responsabilidad de cada partido frente a la ciudadanía y posicionarse como el único capaz de articular mayorías en positivo.
“En el Congreso no existe una mayoría clara con orientación ideológica homogénea, pero el PSOE es el único partido que puede construir acuerdos”, subrayó Sánchez, quien contrapone los logros económicos y sociales del Gobierno con la oposición, especialmente el Partido Popular, al que califica de estancado y ofrece una alternativa “inviable y fragmentada”.
La cuenta regresiva hacia 2027 está en marcha, y Sánchez comienza su sprint con una agenda clara: mantenerse en el poder, consolidar su liderazgo y aprovechar la coyuntura económica para proyectar un mensaje de estabilidad y progreso, a la espera de que sus socios demuestren si acompañan o bloquean sus iniciativas clave.
Fuente: El Mundo