En un entorno político latinoamericano marcado por la incertidumbre, el escepticismo ciudadano y la constante reinvención de las formas de comunicar, la figura de Gabriela emerge como una estratega política que ha sabido combinar inteligencia técnica, sensibilidad narrativa y una mirada ética sobre el poder.
Su participación en la campaña presidencial de Daniel Noboa —sin protagonismos innecesarios, pero con una claridad estratégica admirable— dejó huella en la manera de hacer política digital en Ecuador. Desde su rol como consultora hasta su visión sobre el liderazgo joven, el lugar de las mujeres en los equipos de poder y los desafíos comunicacionales en la región, Gabriela nos ofrece una conversación tan honesta como inspiradora. Una voz que no solo analiza el presente, sino que también ayuda a imaginar el futuro.
1. Gabriela, fuiste una pieza clave en la campaña presidencial de Daniel Noboa. ¿Cómo empezó tu vínculo con él y qué te convenció de sumarte a su proyecto político?
Formo parte de un equipo profundamente profesional desde hace cinco años. No me considero una pieza clave de nada: la única pieza clave es el presidente Daniel Noboa. Él tiene la capacidad de conformar equipos diversos, con mujeres y hombres que entienden lo que se requiere para construir un proyecto de país sólido tanto en lo estratégico como en el territorio. Eso fue lo que me convenció: su visión, su determinación y su forma de liderar.
2. Como estratega digital, ¿Cuál consideras que fue la jugada más audaz o decisiva que cambió el rumbo de la campaña presidencial en Ecuador?
Hay cosas que, por ética profesional, no se pueden revelar. Pero lo más decisivo fue tener un cuarto de guerra que interpretaba correctamente los datos y los momentos políticos. Saber leer el clima social, identificar con precisión el contraste y convertirlo en narrativa, fue clave. Una campaña se gana cuando entiendes qué quiere escuchar la gente y logras que te crean porque realmente vas a hacerlo.
3. Eres mujer, migrante y consultora política en una región donde los gabinetes de estrategia aún son terreno masculino. ¿Cómo enfrentaste los techos de cristal en esta industria?
Me incomoda hablar desde la victimización, aunque es evidente que las mujeres enfrentamos más barreras. Lo cierto es que, si me hubiese detenido a pensar demasiado en esos límites, no estaría aquí. En los mejores equipos que he conocido, en varios países, he trabajado con mujeres brillantes y hombres que abren espacios, que entienden que el talento no tiene género. La política no sólo está llena de machismo, también hay hombres que hacen equipo y eso hay que decirlo.
4. ¿Qué diferencias encontraste entre trabajar campañas en Venezuela, Argentina y Ecuador? ¿Hay algo que Latinoamérica aún no termina de entender sobre comunicación política digital?
En Venezuela nunca trabajé en campañas formales; participé muy joven como presidenta de centros de estudiantes, en espacios de organización universitaria. Pero fue en Argentina y Ecuador donde realmente me formé en campañas profesionales. La principal diferencia entre ambos países está en el contexto: en Argentina todo está marcado por una polarización histórica, mientras que en Ecuador aún hay espacio para irrumpir con nuevas ideas. Lo que Latinoamérica todavía no termina de entender sobre comunicación política digital es que no se trata solo de estar en redes, sino de construir una narrativa estratégica con capacidad de emocionar, movilizar y transformar.
5. Tu presencia en el equipo presidencial no es casual. ¿Cómo ha evolucionado tu rol desde la campaña hasta el actual gobierno de Noboa? ¿Sigues involucrada en decisiones estratégicas?
El rol del equipo de campaña y el del equipo de gobierno están claramente diferenciados, como debe ser. Sin embargo, trabajamos de forma coordinada en muchos momentos. Desde lo técnico y lo estratégico, seguimos construyendo, cada uno desde su espacio, con absoluta claridad de lo que le corresponde al gobierno y lo que corresponde a los equipos externos. Lo importante es sumar siempre con lealtad, sin protagonismos.
Su participación en la campaña presidencial de Daniel Noboa —sin protagonismos innecesarios, pero con una claridad estratégica admirable— dejó huella en la manera de hacer política digital en Ecuador. Desde su rol como consultora hasta su visión sobre el liderazgo joven, el lugar de las mujeres en los equipos de poder y los desafíos comunicacionales en la región, Gabriela nos ofrece una conversación tan honesta como inspiradora. Una voz que no solo analiza el presente, sino que también ayuda a imaginar el futuro.
1. Gabriela, fuiste una pieza clave en la campaña presidencial de Daniel Noboa. ¿Cómo empezó tu vínculo con él y qué te convenció de sumarte a su proyecto político?
Formo parte de un equipo profundamente profesional desde hace cinco años. No me considero una pieza clave de nada: la única pieza clave es el presidente Daniel Noboa. Él tiene la capacidad de conformar equipos diversos, con mujeres y hombres que entienden lo que se requiere para construir un proyecto de país sólido tanto en lo estratégico como en el territorio. Eso fue lo que me convenció: su visión, su determinación y su forma de liderar.
2. Como estratega digital, ¿Cuál consideras que fue la jugada más audaz o decisiva que cambió el rumbo de la campaña presidencial en Ecuador?
Hay cosas que, por ética profesional, no se pueden revelar. Pero lo más decisivo fue tener un cuarto de guerra que interpretaba correctamente los datos y los momentos políticos. Saber leer el clima social, identificar con precisión el contraste y convertirlo en narrativa, fue clave. Una campaña se gana cuando entiendes qué quiere escuchar la gente y logras que te crean porque realmente vas a hacerlo.
3. Eres mujer, migrante y consultora política en una región donde los gabinetes de estrategia aún son terreno masculino. ¿Cómo enfrentaste los techos de cristal en esta industria?
Me incomoda hablar desde la victimización, aunque es evidente que las mujeres enfrentamos más barreras. Lo cierto es que, si me hubiese detenido a pensar demasiado en esos límites, no estaría aquí. En los mejores equipos que he conocido, en varios países, he trabajado con mujeres brillantes y hombres que abren espacios, que entienden que el talento no tiene género. La política no sólo está llena de machismo, también hay hombres que hacen equipo y eso hay que decirlo.
4. ¿Qué diferencias encontraste entre trabajar campañas en Venezuela, Argentina y Ecuador? ¿Hay algo que Latinoamérica aún no termina de entender sobre comunicación política digital?
En Venezuela nunca trabajé en campañas formales; participé muy joven como presidenta de centros de estudiantes, en espacios de organización universitaria. Pero fue en Argentina y Ecuador donde realmente me formé en campañas profesionales. La principal diferencia entre ambos países está en el contexto: en Argentina todo está marcado por una polarización histórica, mientras que en Ecuador aún hay espacio para irrumpir con nuevas ideas. Lo que Latinoamérica todavía no termina de entender sobre comunicación política digital es que no se trata solo de estar en redes, sino de construir una narrativa estratégica con capacidad de emocionar, movilizar y transformar.
5. Tu presencia en el equipo presidencial no es casual. ¿Cómo ha evolucionado tu rol desde la campaña hasta el actual gobierno de Noboa? ¿Sigues involucrada en decisiones estratégicas?
El rol del equipo de campaña y el del equipo de gobierno están claramente diferenciados, como debe ser. Sin embargo, trabajamos de forma coordinada en muchos momentos. Desde lo técnico y lo estratégico, seguimos construyendo, cada uno desde su espacio, con absoluta claridad de lo que le corresponde al gobierno y lo que corresponde a los equipos externos. Lo importante es sumar siempre con lealtad, sin protagonismos.
6. Desde tu perspectiva, ¿Cómo debe posicionarse un presidente joven como Daniel Noboa en un contexto regional marcado por la polarización y la desconfianza ciudadana?
Debe ser firme, pero no soberbio. Cercano, pero no populista. Y sobre todo, transparente. Su gran ventaja es que representa una nueva generación política que no está contaminada por el pasado. El reto está en construir confianza desde los hechos, no desde los discursos. La gente quiere sentir que alguien los ve, que alguien los escucha y que alguien está dispuesto a hacer lo que otros no se atrevieron.
7. Muchas veces se habla del “algoritmo” de las redes, pero tú le diste alma a los mensajes. ¿Cómo equilibras lo emocional y lo táctico en la narrativa política digital?
El alma no viene de la emoción vacía, sino de la coherencia. Si tienes claro lo que representas y lo que quieres construir, los mensajes salen con naturalidad. No se trata de decir lo que la gente quiere oír, sino de tener claro qué necesita escuchar para volver a creer. Y para eso, hay que trabajar con verdad, con estrategia y con convicción.
Debe ser firme, pero no soberbio. Cercano, pero no populista. Y sobre todo, transparente. Su gran ventaja es que representa una nueva generación política que no está contaminada por el pasado. El reto está en construir confianza desde los hechos, no desde los discursos. La gente quiere sentir que alguien los ve, que alguien los escucha y que alguien está dispuesto a hacer lo que otros no se atrevieron.
7. Muchas veces se habla del “algoritmo” de las redes, pero tú le diste alma a los mensajes. ¿Cómo equilibras lo emocional y lo táctico en la narrativa política digital?
El alma no viene de la emoción vacía, sino de la coherencia. Si tienes claro lo que representas y lo que quieres construir, los mensajes salen con naturalidad. No se trata de decir lo que la gente quiere oír, sino de tener claro qué necesita escuchar para volver a creer. Y para eso, hay que trabajar con verdad, con estrategia y con convicción.
8. ¿Cuál ha sido tu momento más desafiante —y el más gratificante— en tu carrera como consultora política hasta ahora?
Esta ha sido mi experiencia más desafiante y también la más gratificante. Haber acompañado el proceso de Daniel Noboa, haber formado parte de su campaña y verlo convertirse en presidente, me marcó profesional y humanamente. Es una elección que también consolidó mi camino como asesora política y me confirmó que la estrategia, cuando está bien pensada y ejecutada, puede cambiar el rumbo de un país.
9. ¿Qué consejo le darías a una joven politóloga que quiere dedicarse a la consultoría y hoy te ve como referente?
Que se prepare sin descanso. Esta no es una carrera de velocidad, sino de resistencia. Que entienda que hay días de mucho brillo y otros de absoluta oscuridad. Pero si mantiene la ética, la humildad para seguir aprendiendo y la determinación de hacer política para transformar, siempre encontrará su lugar.
10. Si tuvieras que definir en una frase lo que significa para ti esta experiencia con Daniel Noboa y Ecuador, ¿Cuál sería?
Fue transformadora, profesional, política y muy emocionante. Esta experiencia me cambió la vida.
Esta ha sido mi experiencia más desafiante y también la más gratificante. Haber acompañado el proceso de Daniel Noboa, haber formado parte de su campaña y verlo convertirse en presidente, me marcó profesional y humanamente. Es una elección que también consolidó mi camino como asesora política y me confirmó que la estrategia, cuando está bien pensada y ejecutada, puede cambiar el rumbo de un país.
9. ¿Qué consejo le darías a una joven politóloga que quiere dedicarse a la consultoría y hoy te ve como referente?
Que se prepare sin descanso. Esta no es una carrera de velocidad, sino de resistencia. Que entienda que hay días de mucho brillo y otros de absoluta oscuridad. Pero si mantiene la ética, la humildad para seguir aprendiendo y la determinación de hacer política para transformar, siempre encontrará su lugar.
10. Si tuvieras que definir en una frase lo que significa para ti esta experiencia con Daniel Noboa y Ecuador, ¿Cuál sería?
Fue transformadora, profesional, política y muy emocionante. Esta experiencia me cambió la vida.