Barack Obama reaparece con un llamado a defender los valores democráticos


 Estados Unidos

En un discurso marcado por la sobriedad y las advertencias veladas, el expresidente Barack Obama alzó la voz ante un grupo cívico en Connecticut para alertar sobre el deterioro democrático que, a su juicio, atraviesa Estados Unidos. Sin nombrar directamente al expresidente Donald Trump, Obama trazó un paralelismo inquietante entre el actual rumbo político del país y las dinámicas propias de regímenes autocráticos.

“Estamos peligrosamente cerca de aceptar como normal un comportamiento incompatible con los principios democráticos”, afirmó Obama durante un conversatorio con la historiadora Heather Cox Richardson, crítica habitual del trumpismo. Entre los ejes de su intervención, destacó la erosión del Estado de derecho, las amenazas a la libertad de prensa, la subordinación del poder judicial y el menosprecio por el derecho a la protesta.

Obama evitó hacer referencias explícitas a Trump o a la administración republicana, aunque su mensaje no dejó lugar a dudas. Al advertir que los funcionarios deben honrar su juramento constitucional y defender la legalidad, subrayó: “Cuando eso se abandona, empezamos a movernos hacia modelos como el de Hungría de Orbán”.

A pesar del contexto de creciente tensión nacional —marcado por protestas, actos de violencia política y rumores de una intervención militar en el conflicto entre Israel e Irán—, el exmandatario prefirió mantener un tono académico y moderado, sin abordar directamente las denuncias de represión contra miembros del Partido Demócrata ni los actos de intimidación atribuidos a altos cargos del oficialismo.

Obama dedicó una parte significativa de su intervención a interpelar a las élites liberales y progresistas, especialmente aquellas vinculadas al ámbito académico, legal y empresarial. “Durante mi gobierno, ser progresista no tenía costo. Se podía viajar a Aspen o tener casa en los Hamptons y seguir proclamando conciencia social”, ironizó. “Ahora, todos tendremos que decidir qué sacrificios estamos dispuestos a hacer en defensa de nuestros principios”.

El expresidente sugirió que universidades y firmas legales deben asumir un rol más activo frente a los excesos del poder. Ya en abril, había instado a estas instituciones a resistir los intentos de presión e intimidación promovidos desde la esfera federal.

Aunque Obama continúa siendo el referente más popular del Partido Demócrata, su reticencia a involucrarse de forma directa en la política cotidiana ha generado frustración en sectores progresistas. A pesar de su rechazo a las políticas trumpistas, ha optado por no liderar la oposición formal. La prohibición de registrar audio o video de su charla en Hartford refuerza la percepción de discreción calculada que le acompaña desde que dejó la Casa Blanca.

Sus allegados argumentan que un discurso crítico constante podría diluir el impacto de sus palabras. Por ello, Obama ha optado por centrarse en apoyar a líderes demócratas en cargos estatales y federales, y prepara una serie de actos de recaudación de fondos de cara a las elecciones de medio término.

Obama conserva una alta valoración entre votantes demócratas, aunque su capacidad de movilización entre las nuevas generaciones se ha visto mermada. En la última elección presidencial, su apoyo a la entonces vicepresidenta Kamala Harris fue criticado por algunos sectores del electorado afroamericano joven, tras declaraciones en las que sugirió que ciertos votantes “tienen problemas con la idea de una mujer presidenta”.

No obstante, se espera que en los próximos meses participe activamente en la campaña de candidatas demócratas como Mikie Sherrill en Nueva Jersey y Abigail Spanberger en Virginia, además de encabezar actos para el Comité Nacional Demócrata.

Más allá de su rol político, Obama continúa involucrado en proyectos personales. Prepara el segundo tomo de sus memorias y desarrolla contenido audiovisual a través de su productora Higher Ground. La apertura de su centro presidencial en Chicago está prevista para la primavera de 2026, con una propuesta museográfica centrada en el acceso digital a documentos clave de su administración.

Al cierre de su intervención en Hartford, Obama insistió en que el país atraviesa un punto de inflexión. “No se trata solo de diferencias políticas. Estamos debatiendo hechos básicos. Y sin hechos no hay debate posible. Hay que recuperar ese terreno común antes de que sea demasiado tarde”.

Fuente: The New York Times

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