A partir del 30 de noviembre, el Instituto Nacional Electoral (INE) enfrenta uno de sus mayores retos institucionales: la renovación de la Secretaría Ejecutiva, un puesto clave para la gestión administrativa y legal del organismo, cuya titularidad dejará Claudia Suárez.
La designación del sucesor de Suárez desatará una nueva confrontación entre los bloques de consejeros. Desde abril de 2023, cuando se incorporaron cuatro nuevos consejeros, la posición de Secretario Ejecutivo ha quedado vacante. Tras la renuncia de Edmundo Jacobo, el puesto ha sido ocupado de manera provisional por cuatro personas, debido al rechazo de la mayoría del consejo hacia las propuestas de la presidencia.
Con las modificaciones recientes a la ley electoral, la presidencia del INE tiene la facultad de nombrar a los directivos de la Junta General Ejecutiva sin necesidad de aprobación del consejo general, pero esta excepción no aplica para la Secretaría Ejecutiva, cuya designación requiere una mayoría calificada de ocho votos de los once consejeros.
Una opción para la presidenta Guadalupe Taddei sería designar a una persona cercana para asumir el cargo de forma provisional, lo que facilitaría su posible nombramiento definitivo o como encargado de la Secretaría.
Taddei expresó su agradecimiento a Suárez por su breve gestión al frente del cargo y señaló que su salida responde a motivos personales y familiares. La presidenta también anunció la convocatoria de una mesa extraordinaria de trabajo con los once consejeros para abordar este proceso.
La Secretaría Ejecutiva del INE es responsable de la administración general del instituto y actúa como su representante jurídica. El titular de este cargo preside la Junta General Ejecutiva, que agrupa a los principales funcionarios del INE, y firma las credenciales de elector.
Fuente: La Jornada