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Esta semana, la escalada del tipo de cambio ha provocado una devaluación del 18% en el real desde principios de año, desencadenando un nuevo capítulo en la disputa entre el expresidente Lula y el actual presidente del Banco Central, Roberto Campos Neto, quien tiene vínculos con el bolsonarismo.
Lula ha acusado directamente a Campos Neto de permitir un juego de intereses especulativos que están afectando al real, criticando la falta de explicaciones claras por parte del titular del Banco Central.
El lunes, Lula afirmó que el próximo presidente del Banco Central deberá considerar la realidad económica brasileña y no alinearse únicamente con los intereses del sistema financiero. Esta declaración coincidió con el cierre del dólar en R$ 5,6527, su nivel más alto desde enero de 2022.
Lula intensifica la presión sobre el Banco Central para que flexibilice las políticas monetarias. En respuesta, Campos Neto señaló que el reciente ajuste en las tasas de interés tiene más que ver con la percepción del mercado que con los fundamentos económicos sólidos.
Actualmente, la atención se centra en las medidas que el gobierno podría implementar para frenar la devaluación. El ministro de Hacienda, Fernando Haddad, se encuentra bajo presión para considerar ajustes en el Impuesto sobre Operaciones Financieras (IOF) que podrían calmar al mercado, aunque ha negado cualquier reducción inmediata.
Haddad aseguró que están trabajando en una agenda fiscal junto a Lula para cumplir con los objetivos económicos en los próximos años. También mencionó que la comunicación mejorada sobre la autonomía del Banco Central y la estabilidad fiscal serán cruciales para restaurar la confianza del mercado.
En medio de esta disputa, se espera que el gobierno nombre un sucesor alineado con la política económica de Lula y Haddad, ya que el mandato de Campos Neto finaliza en diciembre.
Fuente: El País
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