El uribismo se juega su reconfiguración interna con una apuesta inédita: tres senadoras —María Fernanda Cabal, Paloma Valencia y Paola Holguín— compiten por convertirse en la primera candidata presidencial mujer del Centro Democrático y en la figura capaz de reagrupar a la derecha de cara a 2026. Las tres comparten una agenda férrea contra el Gobierno de Gustavo Petro y buscan liderar la coalición que sectores conservadores ya califican como el bloque “anti-Petro”.
A pesar de la ambición del movimiento, el punto de partida es cuesta arriba. De acuerdo con las últimas mediciones de Invamer y el Centro Nacional de Consultoría, ninguna de las precandidatas supera el 2% en intención de voto. Al mismo tiempo, ha emergido un actor disruptivo: el abogado Abelardo de la Espriella, rostro de ultraderecha con fuerte tracción mediática, sin trayectoria electoral y rodeado de controversias. Su ascenso ha generado tensiones dentro del partido fundado por Álvaro Uribe y ha dejado en evidencia la falta de una brújula clara en el espacio político.
El episodio más reciente se produjo tras la afirmación de De la Espriella de que Miguel Uribe Londoño —quien figuraba como cuarto precandidato uribista— se integraría a su campaña. La colectividad lo expulsó de inmediato, en un gesto que dejó al rojo vivo la disputa interna. La definición entre Cabal, Valencia y Holguín se tomará mediante una encuesta a la militancia; la ganadora competirá en una consulta interpartidista prevista para el 8 de marzo, paralela a las elecciones legislativas.
Para Paloma Valencia, el proceso marca un hito. Destaca que, por primera vez, su partido está en ruta de nominar a una mujer a la Presidencia. Con un perfil más flexible hacia alianzas amplias, incluso con sectores moderados, sostiene que Colombia enfrenta un desafío que supera el eje ideológico y que, en su opinión, pasa por contener “derivas antidemocráticas” del actual Gobierno.
En el otro extremo del espectro interno se ubica María Fernanda Cabal, quien impulsa una línea dura y un discurso que identifica a Petro como un riesgo institucional. Con una narrativa abiertamente alineada con referentes como Donald Trump, Javier Milei y Jair Bolsonaro, la senadora proyecta una agenda basada en seguridad, defensa de la propiedad privada, reducción del Estado y ampliación del porte legal de armas. Ha trabajado en robustecer su perfil internacional y publicará este mes su autobiografía Yo soy Cabal.
La tercera aspirante, Paola Holguín, mantiene el foco en temas de seguridad y en la agenda provida. Cercana al alcalde de Medellín, Federico Gutiérrez, ha sido una de las voces más activas contra el aborto y forma parte de la bancada del Congreso que impulsa la defensa de “la vida desde la concepción”. No ofreció declaraciones para esta historia.
El panorama en la derecha aún es incierto. Mientras Iván Cepeda —aliado de Petro y su heredero natural en la izquierda— lidera los sondeos, el Centro Democrático intenta recomponer su narrativa con estas tres figuras que han acompañado el proyecto uribista desde sus orígenes. La prioridad inmediata: convencer a las bases de que alguna de ellas puede reconducir al partido hacia el poder en 2026.
Fuente: El País


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