En una señal de ruptura con el oficialismo republicano, Elon Musk lanzó una severa crítica contra el nuevo proyecto de ley fiscal impulsado por el presidente Donald Trump, calificándolo de “abominación repugnante” a través de una serie de publicaciones en X, la plataforma social de su propiedad.
El CEO de Tesla y SpaceX, que hasta hace poco ocupaba un cargo como asesor gubernamental, cuestionó duramente la iniciativa legislativa, eje central de la agenda económica de Trump. “Ustedes saben que se equivocaron”, escribió dirigiéndose a los congresistas que apoyaron la propuesta.
En una decena de publicaciones, Musk denunció que el plan, conocido oficialmente como One Big, Beautiful Bill Act, “incrementará de forma alarmante el déficit presupuestario” y acusó al Congreso de “llevar a Estados Unidos a la bancarrota”. Si bien no señaló a legisladores específicos, insinuó que apoyará campañas contra quienes respalden el proyecto en las elecciones intermedias de 2026: “En noviembre del año que viene despediremos a todos los políticos que traicionaron al pueblo estadounidense”.
Las reacciones no tardaron. Desde la Casa Blanca, la secretaria de prensa Karoline Leavitt minimizó las críticas: “El presidente ya conoce la postura de Elon Musk. Es un proyecto de ley grande y hermoso, y él se mantiene firme en su visión”.
El presidente de la Cámara de Representantes, Mike Johnson, quien se reunió recientemente con Musk, calificó de “muy decepcionantes” sus comentarios. Según Johnson, durante su conversación, Musk “parecía comprender” los beneficios de la legislación.
Sin embargo, fuentes cercanas al Congreso indican que el empresario está particularmente inconforme con la eliminación de subsidios y créditos fiscales a los vehículos eléctricos, una medida que impactaría directamente a Tesla.
Aunque Musk y Trump han mantenido una relación ambigua, su salida del cargo en el Departamento de Eficiencia Gubernamental ha dado paso a una postura más crítica. Ya en diciembre, Musk había cuestionado un paquete de gasto bipartidista y amenazado con respaldar opositores en las primarias republicanas.
En el pasado, Musk también ha tenido enfrentamientos con figuras clave del gobierno. En abril, calificó al entonces asesor comercial Peter Navarro de “imbécil” y “más tonto que un saco de ladrillos”.
El proyecto, aprobado por la Cámara el 22 de mayo tras una intensa campaña de presión por parte de Trump, contempla profundos recortes de impuestos, especialmente para los sectores de mayores ingresos, y destina mayores recursos al ejército y al control migratorio. Para financiarlo, se recortan programas sociales clave como salud, nutrición, educación y energías limpias.
Aunque desde el Ejecutivo se sostiene que la ley ayudará a reducir la deuda nacional, la Oficina Presupuestaria del Congreso estima que podría incrementar el déficit en más de un billón de dólares, incluso considerando los posibles efectos de crecimiento económico.
El Senado republicano ya ha manifestado su intención de modificar la propuesta. Varios legisladores fiscalmente conservadores han advertido que no la apoyarán sin nuevos recortes, especialmente a programas como Medicaid, aunque Trump ha pedido que no se toque ese programa, clave para su base electoral.
Elon Musk, de 53 años, vuelve a posicionarse como un actor disruptivo en el tablero político estadounidense. Su supercomité, America PAC, destinó 20 millones de dólares para respaldar a candidatos republicanos en la Cámara en el último ciclo electoral. Sin embargo, su actual distanciamiento del partido podría generar tensiones internas en la recta hacia las elecciones de medio término.
Incluso desde la bancada demócrata hubo gestos de respaldo. Chuck Schumer, líder de la minoría en el Senado, mostró impresiones de las publicaciones de Musk en su conferencia de prensa semanal: “Tiene razón. Los republicanos deberían escucharlo”.
Apenas horas antes, Musk compartió un meme en X donde unas diminutas tijeras simbolizan los recortes propuestos. “Los republicanos se preparan para reducir el tamaño del gobierno”, rezaba el texto.
La confrontación entre el empresario y la administración Trump podría redefinir la dinámica entre Silicon Valley y Washington en los próximos meses.
Fuente: The New York Times
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