Costa Rica el país sin ejército: el legado imborrable de paz de don Pepe Figueres a los 75 años de la abolición del Ejército | Elliot Coen



Por Elliot Coen

Consultor

En la compleja trama de la historia reciente de Costa Rica, destaca la carismática figura de aquel caudillo que se alzó en armas contra el sistema, lideró una revuelta civil y una vez que emergió triunfante, optó por abolir el ejército. 

Su nombre José Figueres Ferrer, un arquitecto de la paz, un visionario del cambio. A don Pepe, lo conocí desde muy joven, por los relatos de mi padre quien le admiraba profundamente. Me tocó vivir algunas de sus “quijotadas” antes de que pudiera votar. El respeto al voto fue lo que lo alzó en armas, el que lo motivó a hacer el primer Ejército de Liberación Nacional de los muchos que vinieron después en América Latina. Ejército que convirtió en el Partido Liberación Nacional después de entregar el poder a quienes se lo habían ganado en las urnas.

Mi primer voto lo ejercí en 1978 cuando ya don Pepe había sido tres veces presidente. Con los años, aprendí a valorar aún más su legado, su carácter, su sensibilidad social y política.

Su liderazgo en la abolición del ejército se yergue como un testimonio único de audacia política y compromiso con los ideales de paz y progreso. Fue el gestor de un acto sin precedentes en Centro América y que marcó una nueva etapa en la vida civilista de la Costa Rica de mediados del Siglo XX.

Figueres Ferrer, conocido como "Don Pepe", asumió la Presidencia en 1948 en medio de la agitación provocada por la Guerra Civil. Su triunfo en la contienda no fue simplemente la conquista de un conflicto armado, sino el inicio de una era transformadora, que se inició con aquel mazazo en la pared del principal cuartel del país, el 1º de diciembre del 48.

Esa elección estratégica no solo reflejó una profunda comprensión de las dinámicas sociales y políticas del momento, sino que también reveló la convicción de Figueres Ferrer de que el progreso de Costa Rica debía basarse en la construcción de una nación sin las ataduras de la maquinaria militar. Así libero recursos económicos y humanos que anteriormente se destinaban a la guerra en áreas como la educación y la salud se convirtió en un pilar fundamental de su visión.

Fue una decisión que no estuvo exenta de desafíos y críticas. Sin embargo, su determinación por consolidar la paz interna y promover el bienestar social permitió a Costa Rica destacarse como un faro de estabilidad en una región marcada por conflictos. La ausencia de fuerzas armadas no debilitó la posición del país, sino que, por el contrario, fortaleció su identidad como un bastión de democracia y del pacifismo.

El legado de Figueres Ferrer trasciende las fronteras temporales. Su visión y valentía continúan resonando en la Costa Rica contemporánea, una nación que ha demostrado que la verdadera fortaleza no radica en el poder militar, sino en la capacidad de forjar un camino hacia el desarrollo y la paz mediante la educación, la protección del medio ambiente, la participación ciudadana y el compromiso con los valores democráticos. 

Una valoración válida de la trascendencia de un hecho histórico como la decisión de clausurar las fuerzas armadas es plantearse el escenario hipotético contrario al hecho. ¿Qué sería de Costa Rica si Figueres no hubiera proscrito a los militares?

La pregunta plantea una reflexión fascinante sobre cómo las decisiones clave de un líder pueden dar forma al destino de una nación. La abolición del ejército bajo el liderazgo de don Pepe no solo fue un acto político singular, sino que también definió la trayectoria del país de manera profunda y duradera.

En el escenario hipotético donde Figueres no hubiese adoptado la decisión de abolir el ejército, es posible imaginar que Costa Rica podría haber enfrentado desafíos más persistentes relacionados con la militarización y posiblemente conflictos internos continuos. La región centroamericana históricamente ha experimentado tensiones y conflictos armados, y la presencia de un ejército podría haber expuesto a Costa Rica a esos riesgos.

La existencia de fuerzas armadas podría haber llevado a una inversión continua en el complejo militar, desviando recursos significativos que de otra manera podrían haberse destinado a sectores clave como la educación, la salud, la protección del medio ambiente y el desarrollo social. Esto, a su vez, podría haber tenido un impacto negativo en el capital humano y la competitividad internacional de Costa Rica para atraer turismo e inversión.

La ausencia de la decisión también podría haber influido en la percepción internacional del país. La reputación de Costa Rica como un oasis de paz en una región marcada por conflictos podría haberse visto comprometida, afectando las relaciones diplomáticas y la atractividad para inversiones y turismo.

Por otro lado, mantener un ejército podría haber tenido implicaciones en la dinámica política interna, con posibles tensiones entre la esfera militar y la civil. La estabilidad política que ha caracterizado a Costa Rica podría haber sido más frágil, con el riesgo de intervenciones militares en asuntos gubernamentales.

En resumen, la abolición del ejército bajo la dirección de Figueres Ferrer fue un catalizador para el desarrollo de Costa Rica como una nación pacífica, democrática y centrada en el bienestar social. Las decisiones trascendentes del caudillo dejaron un legado perenne que sigue influyendo en el país hasta el día de hoy.

Definitivamente, sin la decisión de Don Pepe, Costa Rica no sería la misma.

Este primero de diciembre se cumplen 75 años de esta valiente decisión mientras que en el mundo se libran dos guerras lamentables. ¿Cómo sería el mundo de hoy si todos los países hubiésemos abolidos los ejércitos después de la II Guerra Mundial?

Sólo un político lo hizo. Un costarricense admirable: don Pepe Los ticos y ticas tenemos que estar agradecidos con él porque si algo contribuyó a que hoy seamos uno de los países más felices del mundo fue el ambiente de paz en que crecimos los costarricenses.

No estamos viviendo los mejore momentos en el mundo y tampoco en Costa Rica. Somos víctimas de gobernantes populistas cuyo capital político lo han construidos desde el odio y el rencor.

Aprovecho esto 75 aniversario de la abolición del ejército en Costa Rica para hacer un llamado a nuestros gobernantes, a nuestros políticos, a nuestros ciudadanos, de Costa Rica, de nuestra América Hispana, del mundo a que volvamos a hacer política desde el amor. Nuestros pueblos lo necesitan.

Los invito a que todos, este primero de diciembre, al ser las 7 de la mañana en Costa Rica, hagamos la liberación de palomas de la paz digitales más grande que jamás se haya hecho. Si quieres ser parte, únete con este enlace: http://bit.ly/47KWZKq


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