¡Avancemos hacia una Costa Rica segura! | José María Figueres | Parte 1


Por: José María Figueres
Expresidente de la República de Costa Rica

Es la gran preocupación de nosotros los costarricenses: el avance del narcotráfico y la pérdida de seguridad que afecta nuestro diario vivir. A lo largo de los últimos años hemos cedido tanto espacio a la delincuencia, que el reto de avanzar hacia una Costa Rica tranquila y segura como la que añoramos, es enorme. Sin embargo, estoy convencido que lo podemos lograr con una buena política de seguridad ciudadana y un conjunto de acciones concretas y complementarias que hagan realidad esa política. Es en ese sentido que ofrezco las siguientes reflexiones.

Introducción:

Una exitosa política de seguridad ciudadana debe componerse de acciones represivas y medidas preventivas que ataquen las causas de la inseguridad. Aceptemos que a lo largo de las últimas décadas se nos ampliaron las brechas sociales, que no hemos sido exitosos en combatir pobreza sobre todo pobreza extrema, y que nos convertimos un uno de los diez países más desiguales del planeta. Esta pobreza y esta desigualdad (que no son lo mismo), la falta de oportunidades para muchos es la principal causa que alimenta la inseguridad que vivimos.

Adicionalmente comprendamos que más allá de la delincuencia común que existe en toda sociedad, en Costa Rica las narco-bandas nos declararon la guerra para apoderarsedel país entero. No entenderlo así, es desconocer la cruda realidad. Por una parte, van a la caza de miles de nuestros jóvenes que se quedaron sin oportunidades y a quienes usan como ‘carne de cañón’. Por otro lado, intentan y están logrando penetrar todas las estructuras de poder. 

Los jóvenes caen en las garras del narco porque los dejamos sin opciones de superación.

Hoy en las comunidades más vulnerables del país operan dos organizaciones: las iglesias cristianas llevan la política social y las bandas del narco llevan la política económica.

Éstas últimas ofrecen los únicos trabajos a los que tienen acceso muchos de los jóvenes que no completaron sus estudios secundarios: ser vigía, cuidar el buzón, ser vendedor, guardaespaldas de los capos o gatillero. ¡Hoy es necesario abrir oportunidades para estos jóvenes y rescatarlos de la narco actividad!

Para tiempos de paz, medidas habituales. Para tiempos de guerra como la que nos ha declarado el narco, acciones extraordinarias. Expongo por lo tanto un conjunto de acciones complementarias que pueden servir de base para que podamos concertar y apoyar sin demora una política de seguridad ciudadana como la que esperamos y merecemos los costarricenses.

Situación:

Pasamos los 700 homicidios en lo que va del año. Aunque esta tragedia ha afectado a personas, familias y comunidades en todo el país, existen algunas zonas del país que sin quererlo y muchos menos merecerlo, llevan la peor parte. Tal es el caso de Limón, que si fuera un país estaría entre los más peligrosos del mundo. También es el caso de muchas comunidades que ya eran vulnerables y que dejamos abandonadas donde la presencia del estado es prácticamente inexistente.

La mayoría de estos homicidios son causados por la narco actividad. Pandillas cada vez más fuertes disputan territorios adonde vender, extorsionar, imponer su mandato y hasta suplantar al estado constitucional con el narco estado. Las bandas-narco nos declararon la guerra a los costarricenses. Buscan penetrar las estructuras de poder tradicionales y subyugar todo el territorio.

Aprovechan la condición de pocos recursos 
con que tenemos a nuestros cuerpos de policía. También le sacan ventaja a la falta de trabajo para muchos jóvenes quienes, al verse sin alternativas y ante una economía que no crece como podría, no les queda más alternativa que entrar a las pandillas y la narco actividad.

Nos roban así a nuestros hijos. La violencia nos amenaza a todos, aún a 
inocentes que por desgracia se encuentren cerca de algún tiroteo. Nos roban así nuestra tranquilidad. Los medios internacionales empiezan a señalarnos como un país casi tomado por el narco. Nos roban así el turismo y frenan la inversión.

Por esto asevero 
que, nos guste o no, los narcos nos declararon la guerra y la estamos perdiendo, a menos de que como nación nos unamos para combatirlos y ganarles.

Es indispensable un acuerdo nacional para concertar las medidas necesarias que nos lleven a una nueva y necesaria política de seguridad ciudadana. Los encuentros entre los máximos líderes de los tres poderes, acompañados de otras personas relevantes a este esfuerzo como el Fiscal General, el Director del OIJ y el de la DIS, deben continuar y calendarizarse de manera regular para tomar decisiones y coordinar todos los esfuerzos.

Especialmente importante es que este grupo establezca prioridades en el marco legal y mejoras en el funcionamiento del poder judicial. ¿Cuáles leyes deben mejorarse?, ¿Cuáles hacen falta? ¿Qué debemos hacer para que la justicia actúe con rapidez?

Al mismo tiempo y sin perder tiempo son necesarias un conjunto de medidas complementarias que se puedan iniciarse de inmediato.

Es urgente pasar a la ofensiva 
y reversar la tendencia ganadora de las bandas narco en esta guerra que nos declararon. 

Claro está, no existe ninguna medida que por sí sola nos permita ganar esta guerra. Por ello sugiero un conjunto de medidas que nos permitirían ganar terreno. Como con todo en la vida, estas medidas se podrán mejorar de camino. Sin embargo, avancemos sin demora porque se nos terminó el tiempo. Como ya mencioné, estamos perdiendo la guerra que nos declaró el narco cuyo objetivo es apoderarse de nuestro país.

Acciones:

Divido las acciones que sugiero en tres grupos:

1. Disminuir la capacidad financiera y operativa a las narco-bandas quitándoles el mercado del cannabis (marihuana).

2. Rescatar los jóvenes que dejamos a merced de las bandas-narco para debilitar sus estructuras.

3. Concentrar nuestra capacidad institucional en vencer a las estructuras dedicadas a la narco actividad.

Las acciones serán desarrolladas en la Parte 2. 




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