Internacional
La angustiosa espera se transformó en decepción para los
socialdemócratas en Suecia. Magdalena Andersson, la primera ministra, anunció
este miércoles su dimisión después de que el escrutinio de centenares de miles
de papeletas que quedaban pendientes haya confirmado la victoria del bloque de
la derecha en las elecciones del domingo en el país escandinavo. Los escaños
obtenidos por la ultraderecha, los conservadores, los cristianodemócratas y los
liberales alcanzan la mayoría en el Riksdag (Parlamento). Suman 176 diputados,
tres más que los cuatro partidos de la mitad izquierda del arco parlamentario
sueco. Andersson ha presentado este jueves formalmente su renuncia al
presidente del Parlamento, Andreas Norlen.
A última hora de la tarde, con el 99,8% del voto escrutado,
Andersson ha reconocido en una rueda de prensa la derrota del bloque de
izquierda. “El resultado ya está claro”, ha declarado la mandataria, poco antes
de anunciar, en un movimiento sorprendente, que el jueves presentará su
dimisión como jefa de Gobierno, pero que seguirá al frente de su partido.
“Pediré dimitir de mis funciones de primera ministra, y después, la
responsabilidad recaerá en el presidente del Parlamento”, ha explicado la
socialdemócrata. Andersson ha agregado que está dispuesta “a liderar la
oposición”, pero que, en caso de que el bloque de la derecha no sea capaz de
ponerse de acuerdo, todas las fuerzas políticas, salvo la extrema derecha,
tendrán abierta la puerta de su despacho. Unos minutos antes, Jimmie Akesson,
el líder de la ultraderecha, ha escrito en Facebook: “Se acabaron ocho años de
Gobierno socialdemócrata. Ha llegado el momento de recuperar la seguridad y el
bienestar en Suecia”.
El conteo de las últimas papeletas (voto en el exterior,
una parte del anticipado, y unas pocas que algunos votantes depositaron en
colegios electorales distintos al que tenían asignado) también ha corroborado
el sorpasso de la formación liderada por Akesson, Demócratas de Suecia (DS),
sobre el Partido Moderado (conservadores), hasta ahora la fuerza mayoritaria de
ese espectro ideológico.
La victoria del bloque de la derecha augura una ardua
negociación para la formación del futuro Gobierno. Los moderados, los
cristianodemócratas y los liberales han defendido durante la campaña la opción
de formar un Ejecutivo de derechas con el apoyo parlamentario de DS. De manera
tibia, la derecha tradicional (conservadores y democristianos) ha dejado caer
la posibilidad de ofrecer alguna cartera ministerial a los extremistas. Sin
embargo, Akesson reclamó al final de la jornada electoral un “papel central” en
el futuro Gobierno, algo a lo que no parecen estar dispuestos ninguno de los
otros tres partidos del bloque, sobre todo los liberales. Desde 1932, la
derecha solo ha gobernado en Suecia (10,3 millones de habitantes) en tres
periodos: de 1976 a 1982, entre 1991 y 1994, y de 2006 a 2014.
Las negociaciones informales entre los partidos de la
derecha ya comenzaron el lunes, con el 95% de las papeletas escrutadas y con un
margen de solo 45.000 votos entre ambos bloques. Los conservadores trataron de
mantener en secreto sus contactos con la extrema derecha, pero los radicales se
afanaron en que estas no quedaran ocultas. Ulf Kristersson, el líder
conservador, aspira a formar un Gobierno de coalición únicamente con los
cristianodemócratas y con el apoyo parlamentario de DS y los liberales, pero
estos últimos también reclaman algún ministerio —han mostrado interés por el de
Educación— si se acaba formando un Ejecutivo de derechas que no incluya a los
radicales. Tanto los conservadores, como los cristianodemócratas y los
liberales, han empeorado sus resultados respecto a los comicios de 2018. Para
ser investido primer ministro no es necesario tener una mayoría absoluta de
votos a favor, pero sí que no se sumen 175 votos en contra.
Fuente: El País